La bocabesugo (y digo eso por los pedazo de morros que se ha puesto en los ultimos meses) de Lindsay Lohan vuelve a hacer de las suyas. No es la primera persona que sucumbe a la fama y al dinero fácil (si entendemos eso por ganar un pastón haciendo películas), convirtiendo su vida en pasto de los tabloides más aberrantes. A eso habría que sumarle que no es lo mismo hacer películas Disney durante un tiempo (desde su más tierna infancia), que ir renovándote e ir actuando de diferente manera. Es lo que pasa con esas jóvenes promesas que luego acaban más olvidados que otra cosa.
Lohan ha ido haciendo películas más adultas, no os voy a engañar, pero cierto es que sus dotes interpretativas (y la película en cuestión)