Fruto del estado de alienación que padecen han empezado, como un trastornado cualquiera, a autolesionarse. La serie de vídeos con la que pretendían animar a la huelga general (o vídeo, porque yo después de ver el primero no he tenido estómago para ver los siguientes) sólo puede ser considerada equivalente a una decisión firme de hacerse daño a sí mismos (o bien son tan rematadamente torpes y estúpidos que realmente piensan que dichos vídeos animan a otra cosa que a arrojar unos cuantos cócteles Molotov contra las sedes sindicales).
Pero el desbarre va a más, cosa normal ya que, al no reconocer su enfermedad, no se han puesto en tratamiento. En casos así, el enfermo no puede hacer otra cosa que empeorar. Así, el secretario general de UGT-Andalucía, Manuel Pastrana, pidió expresamente a los abuelos que ese día “no cuiden de sus nietos”. ¿Qué razones da para ello? Por supuesto, no podemos pedir ni un mínimo de honestidad a un hatajo de sinvergüenzas, de forma que el tal Pastrana se justifica diciendo que “los abuelos participen en la huelga sin atender ese día a sus nietos porque son una parte fundamental para el funcionamiento del país”. El motivo real es convencer a los abuelos para que chantajeen a sus hijos de forma que estos no tengan más remedio que hacer huelga. Si los abuelos se niegan ese día a cuidar de los nietos, a llevarlos y traerlos del colegio, a darles de comer, está claro que uno de los padres se verá obligado a hacer huelga, con la complicidad de sus propios progenitores.
Evidentemente, no se ha atrevido a sugerir a los abuelos que compensen económicamente a sus hijos por las consecuencias económicas de hacer el día de huelga. Incluso la total pérdida de la vergüenza, la honestidad y el sentido del ridículo no llegan para eso.
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Tal día como hoy, hace cuatro años: Ataque de orden