Lo único que “hay que” ser es lo que ya estás siendo

Por Emmaamme

El 31 de agosto dejé mi trabajo estable, indefinido, en el que llevaba más de 4 años, porque sentía que era hora de soltarlo y empezar una etapa nueva. Me fui sin nada a lo que agarrarme laboralmente y llevo dos meses estando mucho conmigo misma, sin “interferencias” de otras energías. 

Este tiempo de parón ha hecho que toda la información que había ido acumulando con libros leídos, charlas escuchadas, talleres realizados…y que estaba, la inmensa mayoría, en mi mente, bajara al Corazón. 

Esta semana ha sido, está siendo, muy reveladora, integrando mucho de lo que conocía pero que aún no sabía, aún no sentía. Los llamo “clics”, iluminaciones…y hoy, al despertar (suele pasarme..) he tenido otro. Es como estar en una discoteca, con tantas “luces cliqueándose-me” jejeje.

He escrito mucho artículos sobre cómo “hay que” ser, qué “hay que” hacer, qué “hay que” sentir para ser feliz, para regresar a tu corazón, a tu hogar. Esta mañana, al leer un comentario sobre valientes y cobardes me ha producido una “no resonancia” que ha derivado en ese dolor de la separación de uno mismo y  del Todo del que tanto he hablado y se habla. 

He estado dando(me), inconscientemente, un mensaje de Unidad, de cómo llegar a ella a través de la separación. Me acabo de dar cuenta que cuando digo: hay que ser humilde, hay que ser valiente, hay que ser honesto, hay que ser coherente, hay que ser responsable, hay que ser alegre, hay que ser tierno, hay que ser bondadoso, hay que ser tolerante, hay que ser respetuoso, hay que ser luz, hay que ser ángel…estoy diciendo(me), a la vez, no hay que ser ninguno de sus opuestos porque si lo soy, no seré Amor. Y aquí, me vuelvo a pillar en el Juicio de lo que tiene y no tiene que ser, en la no aceptación de mi totalidad, en el no amar(me) todo lo que Hay, todo lo que Es, en la Creencia de cómo alguien “espiritual” tiene que ser, hacer y sentir (se).

Es ir un paso más allá en nuestra evolución, en nuestra Consciencia. Es un soltar “adjetivos”, es dejar de definirnos, de limitarnos, de fraccionarnos en “buenos y malos”, es dejar atrás la comparación, es fusionar la luz y la oscuridad, es dejar de Creer que es negro o es blanco y empezar a Sentir el gris. 

Porque si Creo que lo mejor, lo más amoroso, es Ser Valiente, cuando no me sienta así o cuando no lo sea me estaré rechazando, estaré renegando de mí, me enviaré al “infierno” porque habré “pecado” y la culpa se apoderará de mí, y así, también, veré al que tengo enfrente.

No existe el bien y el mal, el guapo y el feo, el delgado y el gordo, la tierra o el cielo…Es nuestra mente la que ha creado esa separación, es nuestra mente la que nos ha separado. Ni siquiera existe el ego, es una ilusión también fabricada desde nuestra separación para que ésta se mantenga. La sola Creencia de que “hay que” hacerse amigo de algo que no existe…es una locura…y, por lo tanto, un tanto absurdo pretender educarlo PARA sentirnos en Paz con él. Dejar de Creer en él será lo que haga que desaparezca ese “enemigo imaginario” que hemos Creado. Intentar llevarlo a nuestro terreno sólo confirmará su existencia que es lo que, si existiera, querría: mantenernos en una dualidad disfrazada de espiritualidad.

No hay un ojo derecho y un ojo izquierdo, hay un tercer ojo que los engloba a los dos.

Para el AMOR todo es amor. Para el AMOR todos somos perfectos tal y como ya somos. El AMOR lo abraza todo, lo que sentimos que nos gusta y lo que no, ya que esto sólo es una percepción nuestra, es una interpretación únicamente, no es lo que Es.

Los niños viven en Unidad, ven la Esencia de las personas, de la realidad. No ven a un niño árabe, de color más oscuro, musulmán, hablando otro idioma que no es el suyo…ellos ven a “otro niño”, sin etiquetas, sin definiciones…hasta que aprenden, hasta que les enseñamos a no hacerlo, hasta que les educamos en el: esto está bien y esto está mal. Ahí es cuando empiezan a separase de sí mismos y, por ende, del “otro”. Ahí es cuando se empiezan a “adulterar”, ahí es cuando se empiezan a perder…

No “tenemos que” ser nada para ser algo. No “tenemos que” ser lo que dicen que “hay que” ser para Ser nosotros porque ya lo estamos siendo en todo momento. No “tenemos que” purificarnos porque ya somos pureza. No “tenemos que” aprender a Amar, ya lo estamos haciendo mientras vivimos.

Hoy he aprendido que las veces que le he dicho a alguien cómo tenía que ser para que fuera más feliz (según mi creencia de felicidad) lo único que estaba haciendo era juzgándole por ser como era en ese momento, no aceptándole, no amándole (proyección mía) y, quizás, con la intención de acercarle más a mí, de que se acercará más a él/ella, provocar todo lo contrario y aumentar ese dolor en su interior, en mi interior.

Pido Perdón, de todo Corazón, a todas aquellas personas (yo incluida) con las que he actuado de esta manera desde mi más absoluta ignorancia. 

Lo único que “hay que” ser es lo que ya estás Siendo…

y ni siquiera eso “hay que” Ser


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