VOX no es la extrema derecha, ni un partido enemigo de la Constitución, ni un peligro para la democracia, como dicen los socialistas mintiendo. VOX sólo es un partido que no acepta el dominio mafioso de la Izquierda, ni el juego corrompido de la derecha política española, ni el tamaño gigante y costoso del Estado, ni la corrupción que infecta a los políticos, ni la politización de la Justicia, ni el abuso de poder que impera en el gobierno, ni los impuestos que esquilman al pueblo y a las empresas, ni la España sucia y cada día más pobre que está construyendo el socialismo.
Millones de españoles odian a VOX porque han creído lo que les han dicho, que es un enemigo de la democracia y de la libertad y que representa un retroceso. Pero no es cierto. Lo que de verdad es un retroceso es el comunismo que propugnan Sánchez, Sumar y Podemos, El comunismo es un sistema manchado de sangre y fracasado allí donde ha clavado sus garras, creando pobreza, esclavitud y muerte.
Si se conociera la verdad sobre VOX, el PSOE no dudaría ni un minuto más en el poder porque VOX es su antídoto y la mejor vacuna para impedir la corrupción, la caída de los valores, la pobreza que avanza y la sucia decadencia de España, mal gobernada, maltratada y prisionera de los dos grandes partidos, PSOE y PP, que son, por el número de sus miembros imputados, encarcelados y bajo investigación, las dos mayores asociaciones para delinquir que existen en España, después de ETA.
Por su número de condenados, procesados, imputados y pendientes de juicio, tanto el PP como el PSOE son asociaciones que ya están a punto de sobrepasar a ETA en el número de delitos, aunque no en la gravedad de los crímenes.
Pedro Sánchez es un experto en ganar batallas y consigue sus victorias porque no tiene frenos morales ni respeto alguno a las personas y a la ley. Con VOX lo ha intentado todo, desde infiltrarlos a demonizarlos y ha lanzado contra ese partido infundios y a su sucia jauría de perros del poder, sobre todo periodistas sometidos. Pero VOX resiste y, aunque dañado por los ataques, falsedades y sus propios errores, mantiene intacta su capacidad de crecer, demostrando que es un partido más decente y respetuoso con la Constitución que sus adversarios, sin tener la mochila cargada, como los demás partidos, centenares de delitos, corrupciones, abusos, daños profundos a España e incluso terrorismo de Estado y asesinatos.
VOX no es un partido político más, sino el antipartido, una formación que apela a la conciencia del ciudadano y la única que se revuelve contra el establishment y desea la regeneración profunda de un sistema podrido en el que los partidos corruptos viven a gusto.
Sin VOX y sus tres millones de votantes, Pedro Sánchez ya seria un dictador pleno en España.
El partido de Abascal está sufriendo pruebas y ataques de increíble dureza, que van desde crisis internas a conflictos provocados por infiltrados, sin descontar las campaña en su contra pagadas con dinero publico: demonización, cinturón sanitario y acoso y derribo, campañas en la que, para vergüenza de la derecha tradicional española, participa también el PP.
A pesar de sus muchas heridas y costurones, VOX sigue adelante demostrando que es el corazón y la esencia de la resistencia española a la tiranía marxista.
Francisco Rubiales