A mí me encantan los “thrillers” y normalmente me apunto a todos, recientemente he leído dos muy buenos: “ Los enamoramientos” de Javier Marías, y “El placer del viajero”de Ian Mcewan. Con ese ánimo comencé la lectura de esta novela, lamentablemente no es ni un “thriller” ni mucho menos trepidante, como proclama la contraportada. Entiendo que para conseguir un “thriller” como mínimo tienes que lograr que el lector te siga con un interés creciente, y que la tensión que emane de la novela haga que leas cada página con la ansiedad de descubrir la trama en la siguiente. Lucía Etxebarria no consigue ni de lejos la atmósfera necesaria y además la galería de veinticinco personajes, que participan en la novela, son muy parecidos, con una historia e histeria casi igual, alcohol drogas y sexo, creo que hace falta algo más.
Es de agradecer el diagrama de flechas que nos indica las relaciones entre los diversos personajes, pero no deja de ser un latazo, tener que volver a la primera página para saber de quien hablamos y como se relaciona con el protagonista “Pumuki”. Por desgracia, de no hacerlo así, estaríamos muy perdidos. Toda la historia del pobre “Pumuki”, aparecido en un pinar con un tiro en la cabeza, no tiene interés y en ningún momento te planteas quien pudo asesinarlo y porqué, ya que la historia no te engancha en absoluto. Creo que la historia se podía haber liquidado en la mitad de las páginas escritas y otro tanto pasa con los personajes. La verdad es que no es una buena novela y esperemos que la próxima sea mejor.