El balance es negativo. El equipo debió haber terminado entre los primeros cinco o seis equipos de la tabla de acuerdo a los futbolistas que dispone. En un momento no obtuvimos lo que merecimos y en estos últimos partidos declinó nuestra capacidad de generar fútbol y superar a nuestro oponente”.
El Athletic Bilbao visitó al Levante cuatro días después de caer de forma impensada ante el Atlético Madrid en la gran final de la Uefa Europa League y siendo incapaz de recuperarse le puso fin a su participación en la Liga con una nueva derrota (3-0).
La misma resultó justificada y no hizo más que evidenciar de forma muy clara el cierre de torneo absolutamente deficiente del equipo, que al caer con anterioridad ante Zaragoza y Real Madrid e igualar ante Getafe (sin convertir goles en ninguno de los encuentros) solo sacó 1 de los últimos 12 puntos en disputa y culminó en el décimo lugar de la tabla de posiciones con 49 unidades.
Dichos resultados profundizaron la merma futbolística que el conjunto fue experimentando y además conspiraron notablemente contra la clasificación a la Uefa Champions League, la cual antes de esfumarse había quedado relativamente cerca transcurrida la victoria ante el Racing de Santander, correspondiente a la trigésimo cuarta jornada.
Cuando hay una diferencia de 3-0, tengo que admitir que soy el responsable de lo ocurrido. Creo que en la primera media hora el rival nos parecía accesible, pero después todo fue al revés. Atacamos y defendimos mal”.
El Athletic disputó el encuentro con varios de sus futbolistas titulares pero entre deprimido y desgastado redondeó una actuación floja y fue superado de forma clara por el Levante, que defendió correctamente como a lo largo de toda la campaña y aprovechó al máximo cada una de sus opciones.
El que encarrilló la victoria fue Abdelkader Ghezzal, quien jugó en lugar de Arouna Koné y se valió de su oportunismo para marcar los dos primeros goles, a los que ya en los instantes finales del juego se sumó el logrado de penal por Francisco Farinós, que terminó por desatar la euforia de un equipo levantino que gracias a los tres puntos se apoderó del sexto puesto y celebró su merecido acceso a la Uefa Europa League.
Concluida la Liga, lo único que le queda por disputar al Athletic Bilbao es la final de la Copa del Rey ante el Barcelona, el próximo 25 de mayo en el Vicente Calderón, en la cual el objetivo será olvidar la frustración contraída en Bucarest y darle cierre a la temporada con un título que ratifique todo lo bueno que se ha hecho.
Bielsa ya lo avisó: “Volver a disputar una final es suficiente estímulo para cualquier deportista profesional. El costado amateur que todos tenemos es lo que más activa y renueva la ilusión. Si necesitáramos trabajos específicos en relación al ánimo para jugar una final, por más que hayamos perdido una, sería una mala descripción de nosotros. Si hay algo que puede estimular después de perder una final es jugar otra“.