El edificio emblemático en la bifurcación de la Gran Vía y la Calle de Alcalá de Madrid se encuentra en restauración de su fachada y ha sido cubierto con la publicidad del reloj Breitling.
La calculadora electrónica sustituyó hace medio siglo a la vieja regla de cálculo logarítmica. Quizá el último baluarte de “la regla” para su recuerdo sea el diseño clásico del reloj Breitling para pilotos. Sus dos coronas numéricas forman una regla de cálculo circular. Una corona blanca fija y otra móvil de fondo negro permitían multiplicar y dividir con suficiente aproximación.
Las escalas logarítmicas transforman la suma de segmentos en multiplicación: desde el siglo XVII hasta el XX la Escala de Gunter nos ha prestado gran servicio.
Curioso que se sigan fabricando reglas de cálculo para mantener un diseño histórico de la relojería mecánica.