Lohner Porsche

Por Ecointeligencia @ecointeligencia

Retrocedemos casi un siglo desde el General Motors EV1, concretamente al año 1900 cuando se presenta lo que fue la sensación de la Exposición Universal de París: el Toujours Contente.

Vehículo sucesor del Jamais Contente de Camille Jenatzy, éste integraba 4 motores eléctricos en los bujes de las ruedas, cada uno de 12 CV y con una autonomía entre 50 y 100 km.

De la mano de Ferdinand Porsche y de un constructor de automóviles llamado Jacob Lohner, este vehículo fue transformado en el primer automóvil híbrido de fabricación en serie, utilizando un motor de combustión para cargas las baterías y aumentando así su autonomía. En la nomenclatura actual, sería lo que se denomina un automóvil eléctrico con extensor de autonomía.

Esta tecnología encumbró a Porsche, que la bautizó con el nombre de mixte, produciendo más de 300 unidades de este vehículo

Porsche llegó a participar en carreras con sus coches eléctricos, como puede ser el caso del Exelberg Rally. También se batieron algunos récord de velocidad, lográndose alcanzar los 56 km/h.

A partir de este momento, fueron muchos los fabricantes que apostaron por este tipo de tecnología híbrida para sus vehículos en serie. Por ejemplo, en EEUU habían en 1905 más de un centenar de fabricantes de coches eléctricos. Un año más tarde, en la exposición de automóviles del Madison Square Garden de Nueva York, se presentaron 220 vehículos con motores de combustión interna, 25 con motores eléctricos y 10 con motores de vapor de agua.

Aunque ya se adivinaba la tendencia hacia el uso de combustibles fósiles, en las carreteras dominaban los eléctricos. Si atendemos a los anuncios publicitarios de la época, se observa que el vehículo eléctrico se imponía por cuestiones estéticas y en las clases de mayor poder adquisitivo, por ser silencioso, limpio y fácil de manejar. Su problema, ya por entonces, era la autonomía, pese a los intentos de los fabricantes en aumentar sus prestaciones.

La empresa más conocida de coches eléctricos, la Detroit Electric (1907 – 1938) consiguió vender 1.500 unidades en 1910

Este fabricante suministraba vehículos dotados de 2 motores, uno en cada eje, otorgando así una tracción a las 4 ruedas. Inicialmente, una desempeñaba el papel de volante y no fue hasta 1914 cuando este se introdujo. Con una velocidad máxima de 40 km/h y una autonomía de 200km, su precio de unos 2.500 dólares era una cantidad considerablemente alta. A partir de este primer vehículo, la marca americana mejoró y evolucionó sus modelos, ofreciendo mejores prestaciones hasta su cierre en 1938.

Hacia los años 30 del siglo XX la gasolina comenzó a popularizarse enormemente, descendiendo su precio hasta niveles muy bajos. Los coches eléctricos dejaron de ser rentables, ya que empezaban a ser caros en proporción a los vehículos de combustión interna, que ya se beneficiaban de las economías de escala.

El resto de la historia ya nos suena, y es ahora, con el debate energético más vivo que nunca, cuando los postulados de Lohner – Porsche con su mixte adquieren especial relevancia.

Cuando Porsche fue contratado como ingeniero jefe en Daimler, vaticinó que el coche eléctrico daría mucho que hablar, y parece que no se equivocaba … aunque su resurgir ha tardado más de lo deseable.

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