[Ricardo Portmán]
Tema clásico donde las haya, el London Calling de The Clash es una canción que ha trascendido el tiempo y las modas con sus guitarras metronómicas y esas voces desgarradas de Joe Strummer. Recordamos como se grabó este tema en 1979 gracias al artículo de Mike Myers (The Wall Street Journal/Agosto 2013), donde se recopilan las opiniones y memorias de Mick Jones, Paul Simonon y Topper Headon. De colección.
Con su ritmo marcial, una línea de bajo de rocksteady y funk y una letra que es un latigazo, la canción advertía sobre un mundo que estaba cambiando para peor. Escrita por Mick Jones y el fallecido Joe Strummer, “London calling” nunca fue un hit de Billboard en los Estados Unidos, pero el álbum que la contenía (y que comparte el título) sí llegó a los rankings en 1980 y vendió más de cinco millones de copias en todo el mundo.
Recientemente, los integrantes de la formación clásica de la banda que quedan vivos, Mick Jones (58), Paul Simonon (57) y Topper Headon (58), hablaron sobre el nacimiento y desarrollo de la canción, y la historia detrás de la foto icónica de la tapa del disco, donde Simonon destroza un bajo.
Mick Jones: La inspiración inicial para la canción “London calling” no fue la política británica. Fue nuestro miedo a ahogarnos. En 1979 vimos un titular en la tapa del London Evening Standard, advirtiendo que el Mar del Norte podía subir y hacer crecer el Támesis, inundando la ciudad. Quedamos locos. Para nosotros, el titular era simplemente otro ejemplo de cómo se estaba desatando todo.
Paul Simonon: En los ’70, cuando formamos la banda, había mucha tensión en Gran Bretaña, muchos paros, y el país era un desastre económico. También había violencia hacia cualquiera que se viera diferente, especialmente los punks. Así que el nombre “The Clash” (El conflicto) parecía apropiado para la banda.
Antes de “London calling”, la verdad que no teníamos manager ni lugar para ensayar, así que andábamos a la deriva. Nuestros plomos nos encontraron un espacio en la calle del puente Vauxhall, en el barrio de Pimplico junto al Támesis. Era una habitación insonorizada, angosta y aireada, subiendo por las escaleras al fondo de un garage.
Jones: Ensayábamos mucho todos los días, descansando a la tarde para cruzar la calle e ir a un parque enrejado, donde jugábamos al fútbol. Era como algo que creaba mentalidad de equipo. Teníamos un sentido fuerte de unión.
El cantante Joe Strummer estaba viviendo en un edificio junto al Támesis y tenía miedo de una potencial inundación. Hizo dos o tres bosquejos de letras que después yo amplié hasta que la canción se convirtió en esa advertencia sobre la ruina de la vida cotidiana. Estábamos un poco adelantados a la cosa del calentamiento global, ¿no?.
Una vez que tuvimos la mayor parte de la letra lista, empecé a crear música que encajara con el ritmo de la letra. Quería la urgencia de una noticia de último momento. Los dos acordes de guitarra que usé estaban un poco desprolijos al principio, pero se me ocurrió un truco con mi dedo meñique para cambiarlos con suavidad.
Topper Headon: Cuando Mick empezó a tocar los acordes, empecé a tocar la batería. Mi educación musical fue el jazz y el soul, así que quise aportarle a mi ritmo marcial un poco de variedad. Toqué la introducción derecho, pero cuando entraron la banda y la voz de Joe, toqué semicorcheas en el hi-hat con mi mano derecha, para darle algo de brillo. Después cuando empezamos el estribillo que arrancaba con “Llega la Edad de Hielo…”, le agregué una cosita de swing.
Simonon: Yo quería que mi línea de bajo fuera como una gran declaración, como decir: “¡acá estamos!”. Mi gran influencia fue Leroy Sibbles, el bajista de la banda de reggae The Heptones.
Jones: El título de la canción surgió de Joe. Cuando él era pibe, su familia se mudó a Alemania, y ahí es donde él escuchó por primera vez la frase “London calling” (Londres llamando), en la radio. La BBC la usó durante años para abrir sus transmisiones de noticias en el extranjero.
Headon: ”London calling” nos llevó varias semanas hasta que la tuvimos bien. No estábamos en un buen momento financiero y nuestro tercer disco tenía que vender o íbamos a estar en problemas con nuestro sello discográfico. Para empeorar las cosas, teníamos la intención de hacer un álbum doble, lo que no le pareció bien al sello. Tuvimos que remar mucho el trabajo.
Jones: Una vez que “London calling” estuvo armada, junto a otra tanda de canciones para el disco, entramos a los estudios Wessex de Bill Price, en agosto de 1979. Era una ex iglesia al norte de Londres. Bill nos armó en el estudio en forma de círculo cerrado.
Simonon:Nuestro productor Guy Stevens fue muy importante para nosotros, por su contribución musical y emocional. Una vez le pidieron que describiera su estilo y dijo: “en este mundo hay dos Phil Spectors, y yo soy uno”. Durante la grabación de “London calling”, Guy entraba a la sala de grabación para intensificar el ánimo. Una vez entro mientras estábamos grabando y empezó a reventar sillas contra la pared, para aumentar la atmósfera. Pero no todos pudieron correrse del camino. Joe estaba cantando y tocando el piano, y Guy no quería que estuviera ahí. Levantó una botella de vino tinto y la derramó toda encima de las manos de Joe y en el teclado.
Jones: La mayoría de la gente no se da cuenta de que mi solo de guitarra a mitad de la canción está al revés. Después de que lo grabé, di vuelta la cinta y la sobregrabé así en la mezcla. Por eso hace un zumbido. Yo quería que sonara crudo y trastornado.
Headon: Guy le agregó la llama mágica. Mirá, cuando alguien está revoleando una escalera y tenés que pasártela agachándote, la música definitivamente cobra vida. En un momento dijo: “Bueno, esa toma está lista”. Yo dije “No, se acelera un poco”, y dijo: “un rock n’ roll genial se acelera. Esa toma ya está”. Y tuvo razón. Nos hizo dar cuenta de que un buen productor de rock deja la imperfección metida en alguna parte.
Jones: Bill Price es el que le agregó el eco y el sonido de cañones disparando. Nosotros también le agregamos a Joe haciendo gritos de gaviota que estaban influenciados por “Dock of the bay” de Otis Redding. Como músico te llevás el pasado con vos, ¿no? Los Beatles, Stones, Kinks y Small Faces habían hecho algo nuevo y diferente, y yo quería que nosotros también hiciéramos eso.
La cosa en código morse al final fue mía. Apagué una de las pastillas de mi guitarra y usé la pastilla que quedaba para captar la señal de radio y darle ese sonido de la BBC en el fade out.
¿Mi temperamento? Ahora está mejor, pero no se curó. Es frustración creativa, que se dispara por cualquier situación en la que esté. Lo tengo casi bajo control, pero las cosas pasan. A veces es difícil contar hasta 20.”
Fuente: Mike Myers / The Wall Street Journal.
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