En México 1968, Venezuela sólo consiguió y su dueño fue el boxeador Francisco Rodríguez. “Morochito”, como se lo apoda al pugilista, también fue condecorado por Chávez, sin embargo todas las cámaras apuntaban a Limardo, a su dorada y al sable. “Sabés que Bolívar dijo un día: ‘Dios concede la victoria a la constancia’. Esto es producto de tu constancia, del equipo, de los entrenadores, todo ese ejército invisible que ha permitido que llegaras a Londres 2012”, afirmaba Chávez sobre Limardo, ante las 200 personas que estaban en el teatro.
Limardo, oriundo de Bolívar, empuñó por primera vez un sable a los 7 años. Quien lo inició fue su tío y actual entrenador Ruperto Gascón. “Siento que la medalla es mía. 20 años preparándome para este oro, para esta victoria”, aseguraba el esgrimista. En Beijing, antes de perder en primera rueda, Limardo avisaba que algún día iba a lograr el oro olímpico. Después de cuatro años, en Londres, el bolivariano se llevó el primer puesto tras vencer al noruego Bartosz Piasecki por 15 a 10.
Venezuela ya no tendrá que retroceder 44 años para recordar una medalla de oro. Hace unos días, Limardo aclaró que entregará el sable a la casa Simón Bolívar “para que todas personas conozcan la réplica”. Además, el esgrimista, con el sable de Bolívar en la mano, que Venezuela ahora debe celebrar este “histórico triunfo”.