Tal como en el famoso juego de mesa “TEG” (Técnicas y Estrategias de Guerra), las saltadoras firmaron un “pacto de no agresión” entre sí y lograron pasar todas a la final. Obviamente que dicho trato fue posible gracias a un juez que lo avaló y aceptó. Aunque las deportistas estuvieron de acuerdo claramente.
Siguen las contradicciones al juego limpio en Londres, a la vista de todos y en plena actividad.