Londres en dos días

Por Lamaletademarta

Una de las cosas que más me seduce de viajar a Londres es que hace que me sienta como en una de esas comedias inglesas que tanto me gustan. Pasear por el Puente de Millenium, por Chelsea o por cualquiera de sus pintorescas calles me transporta, inevitablemente, a Cuatro bodas y un funeral, a El diario de Bridget Jones o a la mismísima Love Actually. Ignoro el grado de influencia que sobre mí ejercen semejantes asociaciones, pero lo que es cierto es que ni el frío ni la lluvia son capaces de diluir mi atracción hacia esta ciudad.

En esta ocasión, nuestra estancia ha sido de tan sólo dos días. Un período aparentemente breve pero que dio muchísimo de sí ;) Veamos:

Comenzamos, como no podía ser de otro modo, desayunando. Nosotros siempre, y más en Londres, vivimos con intensidad la siguiente máxima:

Así que nos bajamos del autobús en un lugar al azar y fuimos a parar a The Botanist, un restaurante fantástico que nos llenó de energía para afrontar la jornada. 

Nos parecieron especiales las tostadas y los huevos revueltos, por no hablar de este sweet cofee ;)
Ahora sí, con el estómago lleno, estábamos preparados para afrontar lo que nos viniera. Y lo que nos vino en primer lugar fue La Torre de Londres -metro Tower Hill-. 

La entrada vale 20 libras, salvo que consigáis uno de esos 2x1 estupendos que se ofrecen aquí y aquí.Nos llamó mucho la atención el gran trabajo al que deben estar sometidos los trabajadores de la atracción turística que nos ocupa. Si no, mirad el estado de trance en el que se encontraba este entrañable Beefeater.

Es de justicia que aclare que fue sólo un breve "pestañeo". Lo justo para que tuviera la fortuna de ser captado por mi objetivo ;)La idea de conocer el interior de la Torre está bien para una ocasión puntual. Es interesante y está repleta de historia. Aunque en una primera visita a Londres, y para poco tiempo, veo más recomendable conocer otras cosas. Por cierto, hay muchas escaleras que dificultan su accesibilidad si uno no puede subir y bajar fácilmente.


Y junto a la Torre se encuentra el también mítico Puente de Londres. El diluvio con el que lo admiramos nos impidió recrearnos con las fotos pero, de cualquier modo, es todo un espectáculo. Acto seguido, tras comprar las típicas galletitas de mantequilla Walkers que no me pueden gustar más, nos desplazamos en metro hasta la parada de Mansion House. A pocos pasos del metro dimos con esta cervecería que, tras tanto subir y bajar escaleras en La Torre, nos pareció un auténtico oasis.


Sé de algunos que emplearon otras fórmulas, tal vez algo confusas, para pedir una clara como: "Could you give me a beer with lemon?". Y, claro, nunca se la sirvieron ;D 
Así pues, tras practicar el idioma con las cuestiones señaladas, seguimos hacia el Millenium y nos detuvimos en el emblemático Globe Theatre, una réplica del teatro en el que tantas veces actuó William Shakespeare y donde se estrenaron multitud de sus obras. 

Por 5 libras por persona pasamos a ver una representación a las 2 de la tarde ;) Si tenéis oportunidad, ¡entrad! 




En este singular escenario se rodó la pelicula Shakespeare in love.



Decidimos comer en un restaurante griego excelente: The real greek, situado justo enfrente del Globe Theatre.  El precio para 6 personas fue de 99 libras.

Y tras la comida, nos dimos el paseo más deseado por la zona del Puente de Millenium. No sabría explicar qué tiene este entorno que me gusta tanto. Será el ambiente, el equilibrio de cada uno de los elementos que lo componen o que, como decía antes, me recuerda a algunas de mis películas preferidas, pero el hecho es que de esta zona siempre me cuesta marcharme.

A un lado del puente se encuentra la Tate Modern y el Globe Theatre y, al otro, la Catedral de San Pablo. 

En estos bancos es fácil entrar en devenir, así que recomiendo este rincón por encima de casi todos los demás.

Y tras el estado de trance que vivimos en el que denomino Paseo de Love Actually, continuamos hacia St . Paul y Covent Garden. Éste último es uno de los distritos más animados de Londres.

Está repleto de tiendas, restaurantes, bares, gente, espectáculos callejeros y hasta rodajes, como el del anuncio de Trident al que pudimos asistir.


Y de Covent Garden fuimos caminando hacia Trafalgar Square, donde se ubica la National Gallery y que se construyó para conmemorar la Batalla de Trafalgar. También aquí tuvimos que recrearnos dados los matices que nos dejaron esas nubes tan increíbles.

Trafalgar Square










Y después de pasar un agradable rato en esta animada plaza, logramos continuar nuestro paseo hacia Piccadilly Circus, el centro neurálgico de la ciudad.

En Piccadilly se concentran numerosos teatros, tiendas y pubs, todos ellos bañados por los enormes luminosos de neón que inundan de luz y color cada centímetro de esta zona.

Justo a la izquierda del gran luminoso hay una calle llena de bares. Nosotros, claro, sucumbimos a los encantos de uno de ellos.




Después de tomarnos unas pints of lager, fuimos paseando por Whitehall hasta la zona del Big Ben Westminster y el London Eye. Aunque los veríamos al día siguiente con más detenimiento, no quisimos dejar de conocer estos símbolos londinenses también de noche.


Y hasta aquí lo que dio de sí nuestro primer día de turismo en Londres, como decía al principio: muy bien aprovechado. En breve publicamos la segunda jornada, algo más lluviosa pero no menos intensa.

Aquí dejo algunos enlaces de interés:

¡Espero más recomendaciones y enlaces a vuestros blogs con crónicas de Londres!
Marta :D