Los piropos de hoy son para Joserra Rodrigo, una de esas personas a las que no he visto en mi vida, pero que con mucho tino firman blogs de los que soy suscriptor desde hace tiempo. Su bitácora se llama Rockandrodri Land (vale, el nombre no mola mucho, pero el de este blog -elegido deprisa y corriendo cuando estaba aprendiendo a utilizar el editor de wordpress, y convertido en definitivo en un momento que no acabo de tener muy claro- tampoco es que sea la bomba). El caso es que lo que importa, que es el contenido, es altamente recomendable, y lo que es mejor aún, echa la caña en unos caladeros poco frecuentados por el que esto escribe: rock clasicorro, americana y alt-country, soul del bueno: música que casi siempre -con alguna excepción- parece datada en años bastante remotos.
Lo que quiero decir es que uno puede estar todo el día dándole al santo indie pop, y esforzándose por escuchar todos esos discos que los medios importantes se empeñan en señalar como “la música que deberías estar escuchando ahora mismo”, pero qué gusto da dejarse caer de vez en cuando por las recomendaciones de esos melómanos de pro que permanecen inmunes al influjo del Pitchfork y el Rockdelux y el etcéteraetcétera, y siguen a lo suyo, empeñados en hablar de otros artistas, otros estilos y otras canciones completamente impermeables a las tendencias.
Como ocurre con otras muchas páginas a las que dedico mi tiempo, la inevitable entrada con la que al final de año encumbra sus discos favoritos de la temporada resulta especialmente jugosa, y se revela como un auténtico filón para los que, como siempre, solemos andar en Babia. Estoy seguro de que la selección de este año dará para más de una entrada en este blog (prefiero no adelantarlas, si no os importa: ya es bastante desolador el panorama de visitas), y de hecho ésta de hoy se la debo íntegramente a sus textos. Vamos entonces, una vez formulados los agradecimientos a Joserra (extensibles a todos esos otros pirados que dedican su tiempo a escribir sobre música para los demás) a meternos en harina.
El nombre de la banda es Blitzen Trapper: suena a tugurio del Berlín oriental, pero en ralidad son de Portland. Lo suyo es el rock tardo-setentero (al loro con el tema titular: casi-casi da para anuncio de tabaco, de esa época en la que aún era posible toparte con anuncios de tabaco en televisión) y la americana con un toque comercial que agradezco profundamente, siendo como soy un consumidor de pop incapaz de adentrarme en las llanuras desérticas mucho más allá de The Jayhawks (a quienes, por cierto, recuerdan bastante en esta pista). Pero como demuestran en algunas de sus canciones, tampoco tienen el menor problema en meterse en terrenos mas psicodélicos, y hasta atreverse con alguna que otra línea de sintetizador: todo, en cualquier caso, genuinamente norteamericano. El caso es que en octubre del año pasado publicaron “All Across This Land“, el octavo largo de su discografía, y por lo que se ve (lo siento: como dije, acabo de descubrirlos) una vuelta al sonido original del grupo después de algunos escarceos no demasiado bien valorados por sus fieles.
Sobre todas las canciones de aquel álbum deliciosamente retro brilla con luz propia esta fabulosa “Lonesome Angel“, la más alt-country del lote, y (en mi opinión) también la mejor. El quinteto comandado por Eric Earley abandona el (no es descalificativo, aviso) gastado rock de radiofórmula, y se envuelve en cambio en la luz crepuscular de Neil Young (no en vano, en 2015 publicaron un disco con su particular homenaje en vivo al “Harvest” del canadiense) y Dylan (¡esa armónica!) para firmar una de las canciones más bonitas de las publicadas en el año pasado. Vale, llega con algo de retraso para ser incluida en “Favoritas 2015“, pero no hay mal que por bien no venga: vosotros la tenéis al alcance de la mano y (mira qué majos, los Blitzen Trapper) puede descargarse de forma gratuita y legal en este enlace.