¡Alabe al maestro que lo hace bien! Qué poco alabamos a las personas cuando su trabajo lo hace bien y, en cambio, nos falta tiempo para protestar, recriminar, insultar o maltratar si no es de nuestro agrado. Los padres deben tener clara una cosa que, al parecer, muchos no entienden: el maestro es el maestro; ¡qué chorrada acaba de escribir, doctor! quizás sí, pero muchos no comprenden la importancia de esa palabra si pulsa aquí verá en un corto espacio una buena descripción. Los padres tienen derecho a participar en la educación, disentir en forma constructiva de la opinión de la escuela pero jamás deberán despreciar una profesión tan noble. La comunicación con ellos debe ser de forma regular, de manera continua, no una vez o dos veces al año. Cuando se reúna con ellos no sean pesados y lleven sus temas bien ordenados y argumentados como :
- Hacer una lista de los temas a hablar
- Agradézcanle lo que él, específicamente, ha estimulado o ayudado al niño
- Si tienen un problema, no generalicen e indiquen lo que les preocupa de una forma clara, concisa y educada. No sirve para nada decir: "aquí enseñan muy mal" o "los profesores son un desastre" y, en cambio, es más efectivo afirmar, por ejemplo: "Los temas de matemáticas no parecen bien adaptados para mi hijo o a él le cuesta hacerlo, ¿hay una forma en que se puedan modificar para satisfacer mejor sus necesidades?"
- Hablar sobre estos asuntos de una manera positiva y no amenazante
- Mantener el centro de la conversación en su hijo y no en las deficiencias del profesor
- Ofrecer ayuda al profesor cuando sea posible decidiendo con él si esta colaboración es beneficiosa para el niño
- Ofrezcan al profesor, si pueden, su tiempo y talento como voluntarios para actividades, redactores de textos, preparación de fiestas o sorpresas para niños desvalidos física o emocionalmente, etc.
- No hay que ser "pelota" del maestro. Los "pelotas" se hacen cargantes y se les pesca al vuelo
Probablemente muchos de ustedes no han visto una película protagonizada por Sidney Poitier titulada en España "Rebelión en las aulas" (1966). Les pongo la escena final, se me pone la piel de gallina, cuando las "fieras" se han amansado, le agradecen su trabajo y él decide renunciar a un destino mejor para seguir siendo UN MAESTRO.