Lorenzo, tras un gran inicio en el GP de Francia - fotograma elpais.com.
Una película repleta de energía y una escena imborrable de la historia del cine. Gene Kelly se convirtió en el icono de los musicales en Singin' in the Rain, mientras cantaba bajo la lluvia con una paraguas sin abrir en la mano y se subía a una farola, la abrazaba,saluda con gracia a unos vecinos que iban corriendo protegiéndose con periódicos y abría los brazos y se quitaba el sombrero para que su momento íntimo con el agua fuese íntimo del todo. 60 años después del estreno de aquella obra maestra y 63 de la fundación del Mundial de motociclismo Jorge Lorenzo (Palma de Mallorca, 1987) cantó bajo la lluvia de Le Mans en una actuación prodigiosa para remontar desde la cuarta a la primera posición, por este orden, a Dovivioso, Stoner y Pedrosa, y completó la primera vuelta con casi un segundo de margen. Acostumbrado a ser el perseguidor, Lorenzo supo vivir la carrera en solitario, no perder la concentración y ganarse de nuevo el liderato de MotoGP, con cuatro puntos sobre Stoner, sorprendido por la falta de grip y sobre todo por un Valentino Rossi fabuloso que en una batalla preciosa acabó por quitarle la segunda plaza en el último giro. Es su segundo podio desde que aterrizó en Ducati –el otro también lo consiguió en Francia hace un año, cuando fue tercero–. Hacía todavía más, en concreto 17 meses, que Rossi no acababa segundo, desde Estoril en 2010. Entonces también ganó Lorenzo y compartían marca –por más que estuviesen separados por un muro– en Yamaha. Dani Pedrosa acabó cuarto y completó su desafortunada trayectoria en Le Mans, donde es el piloto, junto a Rossi, con más poles (cuatro) y donde nunca ha acabado ni primero ni segundo. Casi diez segundos le sacó Lorenzo a Rossi. Hacía tiempo que el piloto mallorquín –“era difícil ir en cabeza en una carrera tan larga y en estas condiciones”– no completaba una prueba con tanta autoridad, Resolviendo la carrera tan rápido: le sacaba más de un segundo por vuelta a Stoner y muchísimo más a Pedrosa, que llegó a rodar sexto y avanzó dos puestos por el mal fario de Dovizioso y de Cruthlow, la revelación del curso. Ambos pudieron acabar –séptimo y octavo, respectivamente–. Pedrosa no pudo acercarse a Stoner y no pudo optar al podio en una jornada en la que su grupo de trabajo en Honda decidió decidió cambiarle la moto: “he ido a peor desde el principio. No tenía tracción en las curvas”. Si Pedrosa fue de más o mucho menos, al contrario que Rossi, consciente de que las condiciones climatológicas podían igualar las fuerzas y que el talento tuviese prioridad sobre la máquina, en su caso una Ducati que no carbura. En la salida Il Dottore remontó tres plazas y tuvo un par de duelos eléctricos con Dovizioso y especialmente con Cruthlow. Pocos días después de que Stoner argumentase que se va a retirar al final de temporada por falta de apetito competitivo y porque ya no se divierte en un Mundial sin chicha se vio una prueba llena de adelantamientos increíbles. El más simbólico, el último, y por el interior de Rossi a Stoner, que tuvo que conformarse con la tercera plaza. El australiano acumula ya 20 carreras consecutivas en el podio. Un cajón inédito, pues Lorenzo, Rossi y el propio Stoner nunca habían estado entre los tres mejores en este orden.