En “Los 10 amores de Nishino” Hiromi Kawakami ha llevado a cabo un experimento interesante. Nos presenta a un protagonista, Nishino, al que veremos a través de los ojos de las mujeres que le amaron. Está la veinteañera Natsumi, que mantiene una relación adúltera con el Nishino maduro, de la que participa su hija de 7 años Minami. Está la adolescente Shiori, que acaba de empezar a salir con su primer novio, pero descubre que su compañero de clase Nishino le atrae. Está la bastante madura Señora Sasaki que conoce al treintañero Nishino en unas sesiones “Cocina y ahorro de energia” y queda fascinada por él. Está la universitaria Misono a la que el universitario Nishino aborda con una pregunta ideal para hacer amigos: “¿es verdad que te acuestas con cualquiera?” Y así hasta diez mujeres cada una con su idea de cómo era Nishino.
“Fue en la primavera del año que cumplió quince que Minami me dijo: Di, mamá, el señor Nishino era un hombre lleno de misterio, ¿no te parece?” (Natsumi).
“Nishino era más bien un buen tipo. Iba cuidado. Bien educado y dulce. Para rematar, trabajaba en una compañía de prestigio.Era el mimado de las mujeres del grupo, que todas buscaban complacer. No hará falta que diga que yo no era una excepción. La idea de Nishino era para nosotras como una “prima”, su existencia era un milagro, en todo caso éramos ganadoras.” (la Señora Sasaki).“Admitiendo incluso que Nishino se pliegue a algún tipo de etiqueta con los demás (principalmente con las chicas), dudo que respete las reglas de la moral, sobre todo en sus relaciones con el sexo opuesto. Nunca mostró reverencia con respecto a mí y todavía menos respeto a las conveniencias…” (Ai).“Tal vez esté loco… En el momento en el que pronuncié estas palabras, se convirtieron para mí en una certidumbre. Desde luego cada persona tiene un tipo de locura. Quien no esté de alguna manera un poco loco es un tipo raro. Pero Nishino carecía realmente de sentido común.” (Ai).“Nishino era frío. Pero esta frialdad se convertía en ternura. Eso era más difícil de aceptar que una indiferencia completa.” (Misono).Y así podria seguir con testimonios sobre Nishino y seguiría siendo un personaje apenas entrevisto en la niebla, un personaje que no conseguimos aprehender. Crear un personaje redondo es difícil, pero conseguir crear un personaje a partir de testimonios y hacer que el lector lo entrevea a través de terceras personas es igualmente difícil.
Anouilh hizo un ejercicio semejante en su obra teatral de 1969 “Cher Antoine ou l’amour raté”. En ella varias personas (la primera mujer, la última mujer, bastante más joven, una de sus amantes…) se han reunido para la apertura del testamento de Antoine y evocan su recuerdo. Allí donde Kawakami juega con la ambigüedad y la evocación que recrea lo vivido de una manera sentimental más que racional, Anouilh pone a sus personajes a diseccionar al difunto Antoine de una manera cartesiana y muy francesa con frases de psicoanalista como “Su vida sentimental un poco tumultuosa, ¿no refleja sencillamente su profundo deseo- siempre decepcionado, posiblemente- de ser dos? Antoine estaba solo y, cada vez que cambiaba de compañera, esperaba no estar ya solo.” No sigo. Me quedo con el lirismo de Kawakami.