Os van a contar muchas cosas, muchas teorías, todas equivocadas. La única realidad es que el éxito de una cita se dilucida en los 10 primeros segundos desde que os veis.
Si en esos 10 segundos empiezan las pegas mal vamos.
El primer contacto visual es clave. La gente tendemos a poner trabas mentales por motivos de físico, atuendo o postura de recepción. Luego está el habla (y lo que se dice y como se dice). Suponiendo que por lo menos un "hola, ¿qué tal?" lo dirás dentro de los 10 primeros segundos esa variante quedará descartada o no. Nunca juzgues o comentes vestimentas. Nunca piropees de inicio. Son fosas a las que caerás. Game over seguro.
Las personas somos muy volubles, pero gran culpa de ese cambio de opinión lo tiene la excesiva idealización del aspirante a disponer de nuestro tiempo.
Ir a una cita con la idea de que toda va a fluir bien, que lo vamos a pasar de maravilla, sin esperar príncipes o princesas azules es una ventaja enorme, porque se burla a la frustración. Esta existe porque tendemos a querer que las personas sean como queremos que sean y no como son.
Todos tenemos fallos, algunos más que otros, es por eso que hay que esperar que la otra persona tenga también cosas que le hagan imperfecto. Hay que aprender a amar las imperfecciones.
Con la edad grabarás a fuego (en el omóplato) que las personas que aparentan ser muy perfectas son aburridas, esconden taras superiores a la media y resultan a corto plazo muy poco interesantes.
Tú me dirás que si quedas con Velencoso o con Sara Carbonero te importa más bien poco que sean perfectos,incluso sus taras, que lo que quieres es encamarte y contárselo a tus amigos o amigas. Es respetable.
Todos tenemos en nuestra vida momentos en los que no miramos más allá de una noche, pero para esto mismo tiene que haber química (o dinero si eres de los que cotiza, pero dejarías de ser incluido en esta preciosa historia que estoy relatando).
La química, complejo término, otros lo llamarán conexión o similares. No se puede definir contundentemente porque se basa en intangibles subjetivos, y como ello no existe vara de medir el resultado es aleatorio.
Puede depender de que tenga o tengas un mal día, de que en el metro hiciera mucho calor, de que tengas problemas familiares o económicos, de que te haya cagado una paloma o incluso de que te hayan regalado un libro de Coelho pensando que te hacen un favor (hay mucho cabrón en el mundo). Las variables externas son importantes, a veces tanto como las internas relacionadas con "formas de ser" o "modos de operar".
No, amigo o amiga, no. La química no está dentro de tablas matemáticas, es por eso que no se puede luchar contra ella. Tendrás que ser aliado de la suerte para reclamar fortuna y fiel compañero de la elegancia y de los modales para encajar con una sonrisa un desprecio.
Siempre te puedes auto-engañar echando la culpa al empedrado, pero no, no eres tú, no es ella, no es nadie, es la puta química de mierda que hace que una noche pase de ser regular a buena, de buena a muy buena o de muy buena a excelente. Incluso puede ser mala o muy mala.
Todo este proceso, TODO, se decide en los 10 primeros segundos, así que ya sabes, vete aseado, viste bien, sonríe, mantén una postura regia, habla lo justo, no bromees de entrada sobre cosas que se te ocurran al ver al otro y especialmente te recomiendo, encarecidamente, que si tienes un Dios le reces.
NOTA: Si algún día alguien conoce la receta para sobornar a la "química" que me envíe un email, estaría encantado de llevar a la práctica tal aprendizaje. El yoga y ser vegano no me ha servido, depilarme el pecho tampoco. De ir a misa ni hablamos...