Estos días el panorama navideño nos deja a cuatro políticos buscando la investidura gubernamental de uno de ellos y a 1515 catalanes rechazando la investidura de Mas en una asamblea empatada que ha sido analizada con desconfianza por los probabilísticas matemáticos y por los analistas desconfiados.
La probabilidad de que gobierne Rajoy en España es en estos momentos similar a la de que Mas lo haga en Cataluña. Las dos dependen ahora de los politburós de los partidos políticos. Ya no habrán más procesos asamblearios, salvo que Podemos tenga que tragarse algún sapo para dejar gobernar a Pedro Sánchez y los círculos deban ponerse a circular para emitir su veredicto final.
!Qué bonito panorama al que no estábamos acostumbrados!
Rajoy reuniéndose con Pablo Iglesias para mantener las formas y los de la CUP pidiéndole a Mas que se estire un poco y ofrezca algo más de anticapitalismo para que puedan auparle a la presidencia de la Generalitat.
Desde algunos medios de comunicación nos azuzan con los editoriales para que volvamos al pasado. "Mas no debería aceptar esta pantomima y convocar elecciones" y "Rajoy debería pactar con Ciudadanos y el Psoe", manteniendo alejados a los asamblearios de Podemos que son incontrolables y, visto lo de Cataunya, lo máximo a lo que pueden aspirar es a empatar.
Todo se mezcla en este nuevo proceso. Las ruedas de prensa sin preguntas de los anticapitalistas de la CUP, las ruedas de prensa con preguntas de los tres que se reunen con Rajoy, la inexistencia de ruedas de prensa de Rajoy, los avisos a navegantes de los barones del Psoe a su ¿Lider?, Pedro Sánchez...
Si lo que va a pasar es impredecible es porque impredecible es el comportamiento de los políticos en este nuevo escenario.
¿Acaso era mejor lo de antes?
Antes todos iban contra los nacionalistas en Cataluña y todos contra Rajoy en España. Había que desempatar esas empecinadas posiciones de los ciudadanos y para ello se votó y el resultado fue que los países se dividieron: el catalán y el español. Uno al 50% y el otro en trozos entre el 15% y el 20%. "La endiablada matemática" que decía Antonio Baños de la CUP. A lo mejor es que en este país sabíamos lo que queríamos, pero no queríamos que resultara así. En ese caso no quedaría otra opción: Volvamos a las urnas catalanas y españolas. La probabilidad de volver a empatar es muy difícil, aunque no imposible.