Muchas personas se pasan la vida sin tener ninguna expectativa a largo plazo. Simplemente se dejan llevar por lo que les sucede, y un buen día despiertan y se dan cuenta de que el tiempo se les ha pasado sin hacer nada de lo que les hubiese gustado.
Otro grupo más pequeño de personas, ha descubierto que necesita algo más de la vida. Sienten un deseo de alcanzar ciertos logros en distintas áreas de su vida, bien sea en los negocios, su carrera, el amor o la salud. Sin embargo, no están seguros de lo que necesitan hacer verdaderamente para lograr sus objetivos. Si te consideras una de esas personas, este post es para ti.
Lo primero que se requiere para alcanzar una meta, es tenerla bien definida. Bien sea que se trate de perder unos cuantos kilogramos de más, subir de puesto en tu carrera, o hacerte rico. Lo primero que debes tomar en cuenta es que debes tener un plan claro para llegar a eso que tanto anhelas. Una vez que tengas tu objetivo bien definido, tendrás la motivación necesaria para alcanzarlo. No obstante, estar motivado no es suficiente, pues la motivación es una fuerza, y como toda fuerza, en algún momento se termina. Si te fías solo de tu motivación será muy difícil alcanzar tu cometido, ya que en algún momento el cansancio te vencerá y te obligará a autosabotearte para desviarte de tu camino. Es por ello que debes enfocarte en construir estos 5 hábitos que son indispensables para el éxito en cualquier área de la vida, y que cuando logres dominar, te llevaran a un camino de éxitos imparables.
1.- Concentración: Todos los grandes genios de la historia tienen este hábito en común, saben cómo concentrar su atención únicamente en lo que es prioridad para ellos. La mente se acostumbra con facilidad a conductas que son cómodas para ella. Si tu mente está habituada a distraerse con facilidad, te será muy difícil lograr lo que sea que te propongas, porque siempre terminarás desviando tu atención hacia otra cosa menos importante. Lograr el hábito de la concentración no es nada simple. Para hacerlo, es necesario tener un alto grado de autoconciencia. En otras palabras, debes recordarte a ti mismo día a día y a cada momento que debes mantenerte concentrado en lo que estás haciendo, sin desviarte con nada más. Mi recomendación personal es comenzar primero a desarrollar este hábito, y, una vez desarrollado, continuar con los siguientes.
La clave es comenzar con una intensidad baja e ir aumentando paulatinamente. Un ejemplo pudiese ser con una actividad tediosa, pero necesaria. Comienza forzándote a hacerla por 10 minutos continuos, luego 15, luego 20 y así sucesivamente. Al cabo de unas semanas notarás como tu habilidad de concentración mejora, y podrás aplicarla a otras áreas de tu vida.
2.- Disciplina: La disciplina es tal vez el hábito más importante de los cinco. Es bastante fácil de definir, simplemente consiste en hacer lo que tienes que hacer aunque no quieras. Nuestra mente suele jugarnos malas pasadas para mantenernos en situaciones cómodas para ella. Una vez más, es necesaria la autoconciencia para lograr avances en este ámbito. Lo bueno, es que aunque no lo parezca, no es tan difícil desarrollar este hábito. En algún momento de nuestra vida, todos tendremos que hacer algo que no nos gusta, pero es necesario. Para construir este hábito, lo único que se debe hacer es obligarse a sí mismo a hacer todo lo que uno debe hacer, quieras o no. Sin excusas.
Debemos cumplir este programa por un mínimo de 21 días, ya que según los expertos, este es el tiempo necesario para construir un nuevo hábito. En lo personal recomiendo descansar un poco al lograr los primeros 21 días y luego comenzar de nuevo varias veces. Lo bonito de todo, es que en poco tiempo, ni siquiera tendrás que obligarte a hacer tus actividades más tediosas, ya que tu mente se avocará a cumplirlas en modo casi automático. Una vez que te conviertas en una persona disciplinada, no pararás de lograr resultados positivos en tu vida.
3.- Automotivación: Hablamos anteriormente de que la motivación es una fuerza. Es una especie de combustible que te impulsa hacia el logro de tus metas. Como todo combustible, la motivación se puede recargar desde la propia autoconciencia. Este hábito consiste en recargar esa energía que te impulsa cada cierto tiempo, para asegurartev de que no se termine a mitad de camino. ¿Cómo hacerlo? Muy sencillo. Volvamos al inicio del post.
Debes tener (preferiblemente escrito en papel o en digital) una pequeña nota en la cual definas claramente tus objetivos. Es indispensable que antes de definir tus objetivos, hagas un autoanálisis muy profundo de lo que tú realmente quieres. Muchas personas basan sus metas y objetivos en las expectativas que tienen otras personas de ellos, sin fijarse en lo que realmente desean lograr. Esto representa un error gravísimo, pues al tratar de lograr algo que realmente no quieres, la resistencia de tu mente hacia el éxito será mucho mayor y no te alcanzará la fuerza de motivación para superar los momentos difíciles que seguro deberás enfrentar.
Una vez que tus metas estén bien definidas y las tengas anotadas en papel o en algún archivo digital de fácil acceso. Lo primero que debes hacer al despertar, es salir de la cama, tomar la nota y leerla. Preferiblemente en voz alta, no solo leerla, sino entenderla. Debes recordar el motivo para el cual te estás levantando de la cama, de esa forma te será mucho más sencillo mantenerte enfocado. De hecho, tus días de flojera y apatía mágicamente desaparecerán, pues tu vida tendrá un propósito claro que te impulsará hacia el éxito, de buena gana. Este texto en el cual defines tus metas, debe ir acompañado por un anexo en el cual describas los momentos más importantes que has superado en tu vida. Recuérdate a ti mismo, esos días en los cuales lograste algo que pensabas que jamás podrías lograr. Si algún día te sientes débil, falto de energía o inseguro, simplemente recuerda tus objetivos y tus grandes victorias. Eso te dará un impulso que te permitirá continuar hacia adelante.
4.- Mentalidad positiva: Si bien la frase se ha convertido en un cliché, y muchas personas creen realmente que son positivas, resulta que la gran mayoría tiende a pensar en forma muy negativa, por lo que su mente solo se enfoca en el lado negativo de las cosas. Por consecuencia, solo obtienen resultados negativos.
Lo primero que debes hacer para convertirte en alguien positivo es examinar tus pensamientos. Tómate un día para estar atento a cada cosa que viene a tu mente y evalua si ese pensamiento es útil, o simplemente es tóxico y destructivo. Mi experiencia personal fue muy reveladora, pues yo me consideraba un hombre sumamente positivo, pero al examinar mi mente con detalle pude ver que era todo lo contrario. No debemos permitir que el miedo y la ansiedad dominen nuestras ideas. Hay que cuidar muy bien lo que entra a nuestra mente, especialmente lo que viene de otras personas. Las noticias, generalmente están orientadas a generar inquietud y nerviosismo. Hay que tener mucha cautela con ellas, al igual que con los pensamientos negativos que arrojan otras personas sobre nosotros. En lo personal recomiendo alejarse de todo aquel que no aporte nada positivo, si no hay manera porque se trata de un familiar cercano o compañero de trabajo, debemos aprender a ignorar sus malas energías.
5.- Organización: Este es uno de los hábitos que suele ser menospreciado por la mayoría de las personas. Para muchos no parece importante ser ordenado en los distintos aspectos de la vida, sin embargo, la organización constituye una herramienta indispensable para optimizar los recursos. Ser organizado te ayuda a aprovechar mejor el tiempo y el dinero, por lo que una persona ordenada llega a sus metas en la mitad del tiempo que alguien desordenado. Este hábito se divide en dos partes fundamentales. El orden, se refiere a asignarle un lugar específico a cada cosa y colocar dicha cosa en su lugar, justo en el momento. Es decir, si defines un lugar para colocar tus llaves, lo único que debes hacer es colocarlas en su lugar, justo en el momento en que termines de usarlas. El resultado es que siempre sabrás en dónde se encuentran, por lo que no perderás tiempo buscándolas por toda la casa. Ese principio tan sencillo, es el orden, y se puede aplicar a cualquier aspecto de la vida.
La segunda parte de la organización, es la planificación. Planificar tus actividades en función de lo que quieres lograr te permitirá hacer las cosas de la mejor manera y maximizar recursos. Por ejemplo, Si al día siguiente decidiste comenzar tu nueva rutina de ejercicios, pero no planificas en función de ello, es probable que te levantes a la mañana siguiente sin tener lista tu ropa deportiva. Mientras encuentras lo que vas a usar perderás unos minutos, luego te das cuenta de que no sabes en dónde está tu termo de agua, por lo que decides comprar una bebida en el camino, gastando dinero que no era necesario perder. Al llegar, no sabes qué ejercicio debes hacer, por lo que te frustras y terminas por procrastinar todo para mañana. Perdiste un día de rutina por no planificar. ¿Puedes ver la importancia de esta actividad?
Aprender a planificar requiere mucha práctica. Al principio será complicado tomar todo en cuenta, pero poco a poco uno comienza a mejorar. Solo se debe simular el día antes de tenerlo, de esa forma será más fácil recordar todo lo necesario. Una buena planificación puede ahorrarte mucho tiempo y dinero, y a la larga, aprenderás a planificar no solo para el día siguiente, sino para semanas, meses y años.
Es importante recalcar que cada persona es distinta. A algunos les puede costar más que a otros desarrollar estos hábitos. La clave es intentarlo hasta lograrlo. No siempre se hace a la primera, pero con constancia y dedicación podrás cambiar tu propia mentalidad y comenzar a obtener los resultados que siempre has deseado, recuerda:
“Somos lo que hacemos día a día, de modo que la excelencia no es un acto, sino un hábito”
Aristóteles.