Los adiestradores de perros

Publicado el 21 septiembre 2013 por Elconsumidor

Supongo que conoces a César Millán, el encantador de perros. Un mexicano afincado en Estados Unidos que se ha convertido en el entrenador de perros más famosos del mundo. Entre sus clientes están los perros de varios actores de Hollywood, como por ejemplo Will Smith. Pero es que además el tío realmente es muy bueno. Una de esas personas nacidas con un don, en su caso el de educar a los perros. O mejor dicho a sus dueños. Y es que sus métodos, nada extravagantes, se basan en entender la naturaleza del animal y corregir las acciones del humano para que se convierta en líder de la manada. Es decir, guiar al animal hasta un estado de equilibrio. Su estado normal.

Un buen día apareció en mi vida esta peculiar perrita:

Además de ver la tele sentada en el sofá, tiene la cualidad de ser extremadamente sociable con todo el mundo. De esos perritos que se pasarían el día jugando. El problema está en que cuando ve a otro perro que no conoce se vuelve loca. Se pone a dos patas, tira de la correa, ladra, gruñe,… Se trata de un problema de ansiedad, de no saber relacionarse con otros perros. Debido, con total seguridad, a que cuando era un cachorro no tuvo la socialización adecuada. Culpa de los dueños, como decíamos antes. La cuestión es que llegados a este punto decidimos buscar un adiestrador de perros.

La búsqueda
Descartado César Millán por su elevado caché, nos propusimos encontrar a un adiestrador en la zona metropolitana de Valencia con un enfoque similar y que no tuviera tarifa de All-star. No pudimos.

Lo cierto es que lo único que veíamos eran o bien centros de entrenamiento rayando lo militar que convertían a tu perro en un soldado perfectamente adiestrado y dispuesto a acatar órdenes; o el equivalente a personal trainers: gente que se desplazaba a tu casa con tarifas estratosféricas y te preparan un plan de entrenamiento específico para tu mascota. Así pues, desistimos.

La solución
Un buen día encontramos en groupon un adiestrador de perros en Valencia. Ofrecía 5 sesiones, una en tu domicilio y las otras 4 en forma de clases de grupo. Todo por 50€. La verdad es que no podía pintar mejor la cosa. Como buenos consumidores 2.0, nos pusimos a investigar y encontramos una serie de vídeos que nos ayudaron a decidirnos:

Las clases
Compramos el cupón de mimomimascota y contactamos inmediatamente con Nacho, el adiestrador en cuestión. Quedamos con él al siguiente sábado en una estación de cercanías próxima a nuestro domicilio. Una mezcla de incertidumbre y expectación nos inundaba, provocada por el desconocimiento ante lo que nos íbamos a encontrar y las malas experiencias anteriores.

Lo primero que hicimos fue presentarle a Cristi, la fuerza de la naturaleza que nos había metido en aquel lío. Pero tras un par de preguntas acerca de su comportamiento, prefirió amenizarnos el camino hasta casa contándonos su vida: cómo tras haber dejado el mundo de la noche valenciana se había recluido en el interior de Mallorca y ahora se dedicaba a esto de los perros. Llegamos a casa. Empezamos la clase teórica. Un montón de generalidades acerca de la relación entre los perros y los lobos, su naturaleza, el comportamiento y las jerarquías de las jaurías. Las imágenes de Chimo Bayo y la ruta del Bakalao no me dejaban concentrarme en aquel capítulo de El Hombre y la Tierra. Todo esto está muy bien, pero mi perrita enloquece cuando se cruza perros que no conoce, seguía pensando. La cosa empeoró al recomendarnos que le diéramos algún tipo de calmantes para ayudarnos a disciplinarla, algo a lo que no estábamos dispuestos, por mucho origen natural que tuvieran.

Terminamos los 30 min. de clase con una demostración de disciplina: con un clicker y algo de salchicha la hizo sentarse y prestar atención como nunca antes la habíamos visto. Esto empezaba a gustarnos más.

Tras depositar los 50€ por adelantado, nos citamos al día siguiente en el Parc de Capçalera de València para la clase grupal.

Las clases de los domingos consisten básicamente en recorrer durante 30 minutos la orilla del pequeño lago que existe en el parque. Se emplea la misma técnica de los jubilados: de aquí para allá y vuelta a empezar. Se supone que así tu perro se acostumbra a la presencia de los otros. La nuestra no lo hizo. Tampoco recibimos demasiadas instrucciones por parte del adiestrador para mejorar.

Posteriormente el grupo se desplaza a una zona más recogida, debajo de un puentecito. Se forma una fila y debes conseguir que tu perro se mantenga el círculo y no dé tirones. Ésto lo consigue prácticamente todo el mundo, ya que entra el marcha el mecanismo de imitación. Y ya está, esas son las clases. Así un domingo tras otro. Mismo recorrido, mismo lugar, misma hora. No sé si a otras personas les habrá funcionado, pero en nuestro caso no fue así. 50 euros tirados a la basura. Ni siquiera fuimos a la última clase que nos correspondía.

¿Tienes alguna experiencia con adiestradores de perros?