Los Alpes alemanes

Por Martafr1975

Jueves 18 abril 2019

Parece que el sol y las suaves temperaturas nos van a acompañar durante todo nuestro viaje. Y es una suerte venir a los Alpes y que nos haga este tiempo tan primaveral, a excepción del primer día que nos nevó pero que hizo de los paisajes una imagen de postal.

Hoy volvemos a las montañas y a la naturaleza. A los pequeños pueblos con casas de madera y a los grandes lagos de color azul turquesa. Y, como no, a respirar aire puro y a ver las estrellas cuando oscurece.

Haremos noche en el Panorama Camping Harras, un cuidado camping situado en la orilla del lago Chiemsee al cual solo le pondría un “pero”, las nubes de mosquitos que sobrevuelan la zona. Problema que puede obviarse gracias al bonito amanecer que se contempla desde la misma caravana.

El Chiemsee, conocido como “El Mar de Baviera”, es el lago más grande de la región (sin contar el de Constanza que solo tiene una pequeña parte en Baviera) y los urbanitas bávaros acuden a él para practicar deportes acuáticos. En la isla ubicada a escasos dos kilómetros de la orilla se halla el Schloss Herrenchiemsee, en castillo que está inspirado en el palacio de Versalles.

Nos dirigimos a la región de Berchtesgadener Land, donde seis cordilleras separan Alemania de Austria. Entre los principales reclamos de la zona están el Watzmann (2713 m), el segundo pico más elevado de Alemania, y el Königsee un antiguo glaciar rodeado de altas montañas por el que se puede navegar con algunos de los barcos turístico que operan en él hasta la iglesia de St. Bartholomä, estrategicamente construida en una península ante el mazizo de Watzmann. También se puede huir de la turistada (aunque seguro que las vistas desde el barco quitan el hipo) y hacer una ruta circular pasando por el mirador de Malerwinkel. Solo son 3,5 km de un sendero fácil, bien señalizado y una parte discurre paralela al lago.

Desde Berchesgaden y siguiendo la ruta 319 hacia Obersalzberg, inicia su recorrido la Rossfeldstrasse, una carretera panorámica circular desde la que se obtienen unas vistas espectaculares de paisajes alpinos. Solo se puede acceder a ella previo pago de un peaje de 8,5€, pero es totalmente recomendable circular por ella e ir parando en las zonas permitidas para disfrutar de las vistas de pájaro que ofrece.

Volvemos al camping sin haber podido ir al Nido de Águila o Klehisteinhaus, el regalo que Hitler recibió por su 50 cumpleaños y en el que, en solo dos años, tres mil obreros construyeron una empinado carretera, un túnel de 124 m, un ascensor metálico en la roca y el propio refugio. Solo es accesible en época estival y abren a mediados de mayo cuando la carretera ya es transitable. Lo gracioso del lugar, si es que algo en Hitler era gracioso, es que el personaje en cuestión tenía vértigo y a penas pudo disfrutar de las vistas que ofrecía el refugio.

Al atardecer llegamos al camping con el tiempo justo de darnos una ducha y salir a cenar a Bernau a una hora razonable antes de que nos cerrasen las cocinas de los restaurantes. El Der Alte Wir es un hotel restaurante ubicado en una casa con entramados de madera de cinco siglos de antigüedad y que ofrece comida bávara con carnes de producción propia. A parte de las ya tradicionales salchichas y un Hirsch Goulash (goulash de ciervo), nos hemos pedido un plato de Obadza, una mezcla de quesos Camembert muy típica en las Biergarten. Más que nada por variar un poco. Y todo ello acompañado con una enorme jarra de cerveza.

Viernes 19 de abril 2019

Trasladamos nuestro campamento base al Alpen-Caravanpark Tennsee, ubicado en un lugar idílico a pocos kilómetros de Mittenwald y con unas instalaciones estupendas. Llegamos justo a tiempo, solo les queda una plaza libre y aunque es pequeña, es ideal para nuestra caravana.

De camino, y por sorpresa, por una indicación diferente a la esperada por el gps, nos encontramos con una carretera panorámica que va paralela al río Isar por un paraje natural protegido. 

Nos detenemos en Wallgau que conserva una pequeña pero bonita muestra de casas Lüftlmalerei (algo así como “engañando al ojo”). Estas edificaciones tienen pintadas en sus fachadas imágenes conocidas como tromp l’oeil y son bastante realistas dando, en algunos casos, una sensación de 3d.

Después de dejar la caravana, comemos algo rápido en Mittenwald. La población parece una tarjeta postal con casas decoradas con frescos y tiene como marco la cordillera de Karwendelgebirge que se levanta imponente entre el pueblo y la ciudad austríaca de Innsbruck. Decenas de senderos de todos los niveles salen desde aquí para adentrarse en paisajes alpinos con lagos de un agua clara y limpia que hasta se podría beber de ellos (Scott lo ha hecho sin ningún tipo de miramiento). Uno de estos senderos, accesible desde Mittenwald o desde Austria, donde hay un parking (en estas fechas impracticable por la nieve y el hielo que hay sobre él), es el de Leutascher Geisterklamm, una serie de caminos y puentes metálicos suspendidos sobre el escarpado cañón de roca del río Leutascher que en algunos tramos resulta un tanto vertiginoso. Hay varios senderos que se unen entre sí haciendo la ruta circular desde cualquiera de las entradas. En teoría los tramos que discurren sobre los puentes no abren hasta mediados de mayo y unas barreras obstruyen el paso, pero las estrictas normas alemana y austríacas aquí no sirven de nada y la gente las pasa haciendo caso omiso a las advertencias. Algún que otro árbol caído barra el paso y hay que pasarlo agachándose, pero por lo general se haya en buen estado y no hay peligro. 

Esta tarde volvemos temprano al camping, andamos un poco agotados y una tarde más tranquila siempre es bien recibida.

Sábado 20 abril 2019

Con sus 2962 metros de altura, el Zugspitze es el punto más alto de Alemania y alberga tres glaciares, una panorámica de 360° con vistas increíbles a más de 400 picos alpinos de cuatro países y una amplia oferta de entretenimiento para cualquier época del año. El teleférico del Zugspitze con sus dos cabinas de gran tamaño, completamente acristaladas y con capacidad para 120 viajeros, pasan en su recorrido por la torre de acero para teleféricos más alta del mundo (127 m), salvan el mayor desnivel del mundo en un solo tramo (1945 m) y cubren el recorrido de cable libre más largo del mundo (3213 m). Tres récords con unas vistas panorámicas alucinantes.

Se puede llegar en coche hasta el Eibsee. Aquí se compran los tickets para subir a la cima de Alemania, aunque caro, vale la pena hacer el gasto cuando el cielo es de un azul intenso y las vistas están garantizadas. El precio del pack familiar son 127€ (+5€ Scott) e incluye subida y bajada en teleférico o en tren cremallera, telecabina hasta el Gletscher (glacial) y, si vas equipado, el forfait para esquiar.

Una vez arriba, es casi imposible no quedarse sin respiración con las impresionantes vistas de vértigo que se comparten con el lado austriaco de la montaña y que abarcan 360º.

Para llegar al glacial, situado a 2600 m de altitud hay que coger el telecabina en la cima del Zugspitz. Los esquiadores pueden practicar su deporte en las pistas que permanecen abiertas hasta bien entrada la primavera y para los que no vamos preparados se alquilan estupendos trineos para bajar por la nieve natural que permanece todo el año, hasta que el cambio climático lo permita.

La subida en teleférico es impresionante y no nos la podemos perder, pero la bajada se puede hacer en el tren cremallera que durante algo más de una hora se desliza por la montaña atravesando túneles cavados en la roca hasta llegar, de nuevo, al lago Eibsee.

Nuestro cuerpo vuelve a entrar en calor mientras hacemos un picnic sentados en la orilla del lago de aguas claras y turquesas que invitan a tocar el agua gélida bajo este sol radiante. Bañarse sería muy osado, al menos en esta época del año.

Desde el parking del Estadio Olímpico de Esquí de Garmish-Partenkirchen y después de caminar unos veinticinco minutos por un sendero, se llega a Partnachklamm, una impresionante garganta por la que antiguamente los visitantes arriesgaban su vida. Hoy, un caminose adentra por el desfiladero que hechiza con sus cascadas salvajes, rápidos de agua y cuencas de aguas tranquilas. El río Partnach, un arrollo de montaña, ha cortado una grieta de 80 metros de profundidad en roca pura a lo largo de 800 m, creando una de las gargantas más hermosas de la región alpina. Fue declarado monumento natural en 1912. La pista, aunque sencilla, requiere de calzado cómodo y de goma para evitar resbalones y, si hace frío, un impermeable no sobraría ya que el agua que cae por las paredes del desfiladero pueden llegar a dejarnos chorreando.

Domingo 21 abril 2019

Se acaban nuestras vacaciones de Semana Santa y no podemos estar más contentos con el tiempo que nos ha hecho durante todos estos días. si bien es cierto, que el primer día nos nevó, el paisaje que nos dejó la nieve para el resto de la semana ha sido espectacular.

Pero antes de volver a casa, quemaremos un último cartucho en uno de los senderos de salen desde Mittenwald. El telesilla Kranzberg proporciona el punto de partida perfecto para una caminata después de una agradable semana por la región. Se puede explorar la ruta de senderismo descalzo con sus 24 estaciones, o se puede optar por tomar el camino hacia la cima. Un panorama impresionante con las montañas Karwendel, Wetterstein y Ester como fondo. Flora y fauna alpina rodeando los lagos de Ferchen y Lauter que llaman a relajarse en sus orillas, respirando aire puro.

El sendero puede alargarse hasta tres horas, si nos lo tomamos con calma y aprovechamos el sol, el aire puro y los paisajes que nos envuelven. Sin ser excesivamente duro, es ideal para finalizar un bonito viaje por la región alemana de Baviera.

A primera hora de la tarde recogemos la caravana que nos han permitido tenerla en el parking del camping y damos por finalizadas las vacaciones. Es hora de volver a casa y nos queda un duro trayecto, nada menos que 1350 kilómetros.

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