Los altibajos en el apetito de los niños. Alimentación infantil.

Por Mamapsicologain @mamapsicologain

Los altibajos en el apetito de nuestros hijos son normales. Hay días o temporadas en las que parece que nuestro hijo come como un campeón mientras que otras, en cambio, parece haberle desaparecido por completo el apetito y come como un pollito.

Los altibajos en el apetito de los niños son normales, aceptemos la realidad, aceptemos sus ritmos y mantengamos la paciencia, ese ingrediente secreto que nos salvaguarda de todo o casi todo y que es imprescindible en la educación de nuestros hijos. Lo se, a veces la perdemos y por eso recomiendo que leas mi artículo "Y cuando la paciencia se acaba ... ¿qué tengo que hacer?"


Lograr que los nuestros hijos coman y coman bien o de forma adecuada no siempre es fácil. Yo llevo luchando con mi hijo Pol casi un año. Qué come y cómo lo hace, son motivos importantes en la crianza de nuestros hijos, y son también motivo de preocupación y a veces de discusión entre sus padres y/o personas del entorno más cercano.

Comer además de ser un acto fisiológico para cubrir nuestras necesidades nutricionales es, también, un acto social. Comemos en familia  con amigos, comemos en grupo y por tanto todo el mudo alabará lo bien que come nuestro pequeño o por el contrario empezarán a darnos toda una serie de consejos bienintencionados para que nuestro hijo coma de todo. 


La verdad es que cuando la leche deja de ser el único alimento, o la única fuente de alimentación de nuestros hijos y llegan los nuevos sabores y texturas, empiezan "los problemas" ya que nuestro bebé comenzará a expresar a su forma lo que le gusta y lo que no. A algunos los cereales y las papillas de fruta les encantan, mientras que otros los escupirán sin reparo indignados. La incorporación de nuevos alimentos debe hacerse gradualmente y del modo que nuestro pediatra nos va aconsejado mes a mes, y debemos estar preparados porque al principio cuesta, y en algunos casos cuesta más que en otros pero con el tiempo acabará comiendo de todo o de casi todo.


Debemos ser flexibles, recordemos que a nosotros tampoco nos gusta todo, así que intentemos mantener un poco el sentido común, puede haber alguna comida que no le guste y que la rechace sistemáticamente. No nos empeñemos a dársela ni forzarle a comer, puede que al final a cabe asociando el momento de la comida con un momento de enfados, riñas y llantos. Así que paciencia, sin forzar y respeto hacia sus gustos y ritmos.


Pero también debemos tener en cuenta que nuestro hijo debe comer un poco de todo: carne - pescado - frutas - verduras - cereales - legumbres y lácteos.   Una cosa es que a nuestro niño no le gusten las acelgas y otra que no coma ni frutas ni verduras, hay que buscar algunas verduras que le acaben gustando y a veces es solo una cuestión de presentación de los platos. Aquí los padres debemos tener mucha imaginación y hacer un esfuerzo para que los platos sean nutritivos a la par que divertidos y atractivos. Estaréis de acuerdo conmigo que no es lo mismo presentar un plato de verdura sin más que otro como el que os presento bajo estas líneas.



Y son guisantes, patatas y tomate con dos ingredientes mágicos: la imaginación y la paciencia.


Pero cuando nuestro hijo no quiera comer más aceptemos su respuesta, otra cosa será que solo quiera comer determinados alimentos como patatas fritas o lácteos. Pero de entrada, cuando nuestro bebé cierre la boca, aparte la cabeza o dé un manotazo a la cuchara, formas que tiene nuestro pequeño de decir basta, aceptemos su opinión, no forcemos, no regañemos ni busquemos que el plato quede limpio. 


Hagámosle caso. El mejor indicador de que come lo suficiente es su estado de salud y su tabla de crecimiento supervisada por nuestro pediatra.

Por otra parte, cuando los niños se van a poner enfermos, uno de los primeros síntomas que podemos detectar es la pérdida de apetito. Tengámoslo presente y en mente la próxima vez.


Y ya por último, pero muy importante, ¿qué pasa con picar entre horas? Hay niños que no comen en la mesa porque se pasan la mañana o la tarde picoteando: galletas, patatas, chuches, ... que les quita por completo el apetito y cuando llega el momento de sentarse en la mesa a comer ya no sienten hambre. Por tanto, evita darle muchos tentempiés a tu pequeño si quieres que coma mejor.