Este verano leí, o casi mejor dicho devoré un libro al que llegué a través del ya extinto, como sabéis, blog de Ruiz de Querol. Me refiero a “Animal Spirts”, de Akerlof y Shiler, premio Nobel de Economía, el primero de los autores, por cierto. El libro plantea un sistema económico en el que los sentimientos, emociones, y reacciones irracionales de los agentes económicos tienen un peso específico enorme dentro la Economía, llegando a probar los autores que detrás de estos fenómenos se haya la explicación incluso de los ciclos económicos y las crisis, como la que estamos viviendo ahora. Durante las depresiones, la confianza en los mercados decae, la corrupción se hace incontrolable, y se desatan situaciones de pánico que no hacen más que empeorar la situación inicial.
Estos fenómenos se pusieron de manifiesto hace unos días, sin ir más lejos. Se corrió el rumor de que España estaba en conversaciones con el FMI para recibir ayudas por importe de entre 200.000 y 280.000 millones de euros. Por supuesto, ninguna fuente fidedigna se atreve a insinuar la procedencia u origen de esos rumores, pero fuera quien fuera el que corrió la voz, pudo haber sacado muy buen partido de lo que se produjo después, ya que la caída de los mercados financieros, no se hizo esperar. Y un detalle que desconoce mucha gente, es que se puede ganar invirtiendo en bolsa, aunque ésta baje (invirtiendo en futuros). Es decir, alguien con información privilegiada, puede sacar partido tanto de una subida como de una bajada de las cotizaciones, siempre a condición de que acierte en la tendencia. Es por ello que los grandes inversores están siempre tan interesados en manipular a la prensa y los medios: saben que si ponen en circulación un rumor, aunque sea falso, si es creíble, puede haber muchos miles de millones en juego. De hecho, las leyendas urbanas cuentan que muchos se han hecho billonarios de por vida mediante estas tácticas, y se apunta al “especulador filántropo” (como a él le gusta definirse) George Soros como sospechoso de hacerse con una tremenda fortuna en poco más de una noche apostando en el mercado de divisas, previamente calentado por rumores de sus topos estratégicamente entrenados y coordinados.
Son curiosos estos días en los que se pone de manifiesto el verdadero valor de la Economía, el elemento que lo mueve todo, más allá del poder, más allá del dinero (que ya solo es un apunte contable en el disco duro de un ordenador, y por tanto, virtual): la confianza. En un sistema en el que el entramado económico-financiero es incomprensible, y en que las cosas tienen el valor que se les quiere dar, lo que vale de verdad es que alguien nos diga algo y nos lo creamos. La Economía es un acto de fe. Y la fe es la que hace todopoderosos a los dioses.