Los árboles mueren de pie.

Publicado el 25 mayo 2019 por Carlosgu82

Soy una persona solitaria y de vez en cuando tengo debates conmigo mismo, tal vez soy un poco raro, pero soy así.

Hace ya algún tiempo, mientras estaba sentado en un banco de un parque de mi ciudad fumándome un cigarro, me quedé mirando una palmera que acababan de talar y empecé a imaginar todo lo que esa palmera pudo haber pensado en su tiempo de vida. Así que ahí va:

Me gusta como el amanecer cálido tiempla mis hojas, es mi comida favorita del día, las palmeras también desayunan.

Estoy deseando de que llueva puesto que hoy han regado mis pies más perros de los que me gustaría admitir, por esa misma razón hoy esa chica tan bonita no se ha sentado a leer bajo mi sombra, por ello mi día hoy a sido un poco más triste.

Ayer una pareja de jóvenes compusieron una obra de teatro que acabó con un llanto y un beso, puesto que en su final, ambos concluyeron su relación y decidieron partir por caminos opuestos. Fue triste pero bello, no sabría cómo explicarlo, porque realmente los sentimientos son algo que a un árbol se le escapa. Aprendo mucho escuchando pero me da pena no poder hablarle a nadie. He visto también obras felices de personas que juran su amor por primera vez y se besan. He visto como gladiadores se pelean por memeces y siempre acaba alguno en el suelo humillado.

En primavera los pájaros se posan sobre mí y entonan dulces melodías que alimentan el espíritu y la armonía de todos aquellos que pasean a mi alrededor, me encanta, las flores crecen a mis pies y las hormigas desfilan en largas columnas haciendo delineados propios de un artista que intenta sacar bocetos previos a un gran dibujo.

En verano los niños me usan como poste de una portería para jugar al fútbol, de vez en cuando me dan un balonazo, pero me da igual porque así me siento parte del equipo. También usan una gran roca que mueve cada día de sitio, es muy ruda, a ella no le gusta el movimiento. Yo no puedo comprenderlo, ya que al menos ella puede disfrutar de diversas vistas, la envidio. Yo siempre he deseado arrancar mis raíces de la tierra y echar a andar.

En otoño varias de mis hojas cayeron al suelo, es como un corte de pelo improvisado. Los demás árboles me dicen que estoy bien, aunque a veces me siento un poco calvo. Las hormigas empiezan a correr de un lado a otro recogiendo las cáscaras de frutos secos que amablemente dejan los ancianos en el suelo, son como un reloj que me avisa de que pronto llegará el invierno.

El invierno es grotesco, es demencial, lo odio, le tengo pánico, no podéis imaginar lo que es estar solo, que nadie salga a la calle y que todo sea una neblina. Llueve mucho y hace tanto frío que la humedad este año hizo que parte de mi tronco se pudriera. Los demás árboles no me comprenden ya que soy de clima cálido, normalmente cierro las cortezas e imagino que estoy frente a una playa y que el gélido viento es en realidad una suave brisa marina.

Pese a todo los árboles no sienten miedo, se que voy a permanecer aquí y voy a morir de pie.