Este director, que de algún modo, homenajea a Todos los hombres del presidente, protagonizado por Robert Redford y Dustin Hoffman, vuelve a la carga con una cinta histórica con bastante acierto, aunque puede que esta película nominada a los Óscar a Mejor Película y Actriz no conecte con el público fuera de los Estados Unidos, ya que el hecho no es tan conocido. Sin embargo, si se presta atención uno puede aprender cómo era el periodismo de esa época y habría que decir que la película está magníficamente filmada, pues tiene el ritmo adecuado y los diálogos no son nada forzados y muy naturales, trasmitiendo credibilidad en lo que se está contando. El realizador declaró lo siguiente sobre esta producción en Fotogramas: “Mi imaginación hubiera dañado una película como Los archivos del Pentágono. Cuando diriges un film histórico, más que imaginación necesitas mucha investigación y comprobarlo todo una y otra vez”.
La interpretación de Tom Hanks no es de las mejores, pero Meryl Streep está inmejorable y tendría muchas papeletas de hacerse con la estatuilla de no ser por la impresionante actuación de Frances McDormand en Tres anuncios en las afueras.
Este largometraje plantea los dilemas morales a los que se enfrenta la editora del Washington Post, pues siente el deber de publicar como cuatro administraciones de distinto signo político engañaron a la opinión pública norteamericana, pero que tiene amigos tanto en las administraciones anteriores como en la del gobierno de Nixon, que se opone a la primera enmienda que hace referencia a la libertad de prensa. La luz, en determinados momentos, vuelve a aparecer como muy significativa en un trabajo de Spielberg.
En definitiva, estamos ante una producción que defiende la necesidad del cuarto poder, que es la prensa, para desvelar la verdad y, aunque ese caso tiene su gravedad, es “peccata minuta” si lo comparamos con los casos ocurridos en España, puesto que todo el mundo se olvida de que Nixon tuvo un balance positivo como presidente según comentan algunos especialistas en materia política. Este largometraje demuestra que es necesaria gente valiente como la editora del periódico Katharine Graham, capaz de arriesgar su capital y parte de su vida con tal de que su periódico haga justicia y cumpla con su obligación de informar a pesar de no estar totalmente de acuerdo con la dirección del periódico. Nos quedamos con una de las frases que define a esta importante mujer, adelantada a su tiempo que nos viene a decir que la prensa no está al servicio de los gobernantes, sino de los gobernados. Por último, la película, de algún modo, denuncia como el poder intenta restringir el derecho a la información, elemento esencial de la democracia (publicado en la red de Blogs de Cope) .