Los argentinos se despidieron de Miami

Publicado el 30 marzo 2010 por Elqh
Juan Pico Mónaco se despidió del Masters 1000 de Miami, tras caer ante el chileno Fernando González por 6-7 (4); 6-4 y 6-3 en dos horas y 22 minutos de juego. Además de la derrota del tandilense, el otro argentino que se despidió fue Horacio Zeballos que cayó ante Tomas Berdych por 6-4 y 7-5 en una hora y 35 minutos. Con estas dos caídas el segundo Masters 1000 se quedó sin presencia de compatriotas.
Pico sigue sin poder vencer al chileno, porque de las seis veces que jugaron todas quedaron del lado del trasandino. Ayer, Mónaco había comenzado de la mejor forma, manejaba el partido y todo dependía de lo que él hacía. Pero el tandilense no pudo sacar ventaja de su superioridad y tuvo que definir el primer set en tie break, en donde el argentino aprovechó un mini-quiebre para quedarse con el primer parcial.
En el segundo, Pico bajó su rendimiento y dejó que el Bombardero de la reina comenzara a jugar y a pegar bien firme la tremenda derecha que tiene. El chileno aprovechó la única situación de quiebre y se llevó el parcial. El último set mostró a un Mónaco muy golpeado anímicamente y a un González lúcido con sus golpes. El argentino poco pudo hacer y el partido se le escapó en un suspiro.
Por su parte, Zeballos la tenía muy complicada, pese a que luchó durante todo el partido, el nivel que separa al argentino con Berdych, hoy en día es muy grande. En el primer set, el marplatense dejó escapar las tres chances de quiebre que había generado. En contra posición, el checo aprovechó una de las dos oportunidades de quedarse con el saque de Horacio, cosa que lo llevó a quedarse con el primer parcial.
En el segundo set, Zeballos siguió batallando y jugó de igual a igual ante el número 20 del mundo. En los últimos juegos, el checo sacó a relucir su experiencia y se quedó con el partido. Pese a la derrota, esta ha sido la mejor participación del marplatense en un Masters 1000 y de cara al futuro hay muchas esperanzas en que Horacio pueda dar el salto de calidad.
por Gastón Corti