Los artistas actuales y su procedencia del contenedor de la basura

Publicado el 31 julio 2014 por Iris Bernot @irisbernot
     Soy treintañera, lector, lo que significa que vi muchos "Barrio Sésamo", no tuve móvil hasta los veinte años, y entre películas de ciencia ficción cutres pero fascinantes e intentos de rizarme el pelo como si llevara una escarola en la cabeza, viví la época en la que los artistas eran gente humana, o sea,  habitantes de este mundo. Los grupos de música y los cantantes, ya fueran punkies, grunges, heavys, raperos o más horteras que la madre que los parió, eran personas que vivían en la realidad y que veían los informativos plagados de hambrunas y guerras con preocupación. Habían nacido y vivido en el mundo, y les importaba lo que les rodeaba. Entendían que la música era un medio para llegar a todo el mundo, que era un lenguaje universal, y que tratar de hacer algo para cambiar su entorno era su obligación. Había conciertos para recaudar dinero, estrellas de la música implicadas en problemas sociales, y compositores y grupos vetados por clamar contra el capitalismo extremo, el racismo, el sexismo, el hambre o la desigualdad. Hacían vídeos musicales impactantes que buscaban remover conciencias, y alentaban a las masas a levantarse del sofá y mover el culo por los demás, eran personas humanas, y punto. Pero, como he dicho al principio, soy treinteañera, lector, y eso significa que a día de hoy veo realities cutres en los que la gente trata de despojarse de su propia dignidad  con todas sus fuerzas, mi móvil y mi ordenador son mis cómplices en la vida, y los artistas del mundo en el que vivo ahora no son humanos porque han nacido en un contenedor de basura. Todos han salido y salen de la masa vomitiva de porquería que se forma en los contenedores de todo el planeta y por eso se dedican a hacer lo propio de la basura, o sea, ensuciarlo todo con su inmundicia.
      Miley Cirus, Justin Bieber, Selena Gómez o Gómes, que más da, y un largo etcétera, dedican su tiempo a enriquecerse con canciones prefabricadas en la discográfica maloliente de turno, a gastar el dinero que ganan en coca y en fiestas de lunes a domingo, y a dejar titulares por el mundo en los que uno siempre puede deleitarse con su descarado analfabetismo, desconocimiento de lo que les rodea, egoísmo extremo, y codicia propia de un banquero de puro en la boca y pelo engominado. Nos extrañamos de que la juventud hoy en día ( no toda, ojo, me parece injusto que siempre paguen todos por una parte) sea insolidaria, ambiciosa en el mal sentido, y que le de igual las injusticias sociales mientras tenga en el bolsillo dinero para fumarse ese porro que les da esa felicidad que no pueden conseguir por no ser lo suficientemente delgados y guapos, pero viendo los modelos que tienen a mí no me extraña nada de eso. Viendo a esos artistas que tienen, esos que han nacido en algún contenedor para desparramar por el mundo sus gilipolleces y suciedad sin fin, no me extraña que crean que el mundo es un universo de fiestas y de tiendas de marcas en una calle sin fin.
       Me da lástima que no hayan conocido un planeta en el que la gente se unía para luchar contra las injusticias y en el que los modelos a seguir por la juventud nos hacían soñar a todos con un mundo mejor. Todo era más arcaico pero más esperanzador, la fe en el ser humano estaba en muchas esquinas, y se respiraba la mezcla entre la libertad y el arte por todas partes. Por eso los treintañeros cerramos las ventanas de nuestras casas y nos ponemos a tope a los grupos de antaño, porque al menos, aunque ya no salgan en la Mtv, eran humanos, como nosotros.

Una gran verdad!!!!!