En los años 30, en un pueblecito francés cercano a la frontera con Alemania, los efectos del conflicto militar siguen muy presentes y la situación no es fácil para casi nadie. Los niños, pese a la dureza del ambiente, intentan vivir con alegría y transmitir su optimismo a los adultos que les rodean, que no suelen tener la misma mirada que ellos.
Momo, Lille, Jean, Alain, Marc... Esta es la historia de un grupo de amigos que confiaban en un futuro feliz y en paz a pesar del duro presente que les había tocado vivir.
Reseña Siendo sincera, creo que he leído el tomo teniendo unas expectativas demasiado altas que no se han cumplido y he acabado quedándome bastante fría. Intentaré explicarme, porque lo cierto es que objetivamente es un buen tomo, pero subjetivamente ha sido una pequeña decepción.
El tomo se compone de diez capítulos y un prólogo protagonizados en su mayoría por alguno de los niños que se mencionan en el argumento. Son prácticamente historias independientes entre sí salvo por ciertos cruces de personajes entre algunas de las historias y por el capítulo final en que se reúnen todos. Quizás aquí hay un primer punto por el que no he conectado, me ha faltado más interacción entre los niños y una mayor hilazón entre las historias.
Además, a pesar de lo dramático de la situación, le falta cierta intensidad y el tono feliz y optimista con el que acaban todos los capítulos en cierto modo chirría y resulta muy poco creíble. Más cuando sabemos que el futuro que tendrán estos niños es muy negro pues vivirán la Segunda Guerra Mundial en poco tiempo. Me lo imagino todo como una burbuja de felicidad falsa y artificial. El tomo no deja de parecer un prólogo para conocer a unos personajes de niños antes de que esa burbuja explote y se les vea madurar y enfrentar lo que inevitablemente está por llegar. Creo que ahí ésta la clave de por qué se me ha quedado cojo.
El enfoque elegido es de puro costumbrismo en el que por rendijas se cuela el drama vivido y pequeñas gotas de lo que está por venir. Toca tan de pasada temas serios que es casi como si no existiesen: la crisis económica, el hambre, la despoblación rural, las secuela psicológicas de la guerra... Sólo hay un capítulo que realmente muestra algo más de intensidad y es el odio a los judíos. Resulta sangrante que no lo aproveche para desarrollar el tema al menos a lo largo de un par de capítulos para darle más seriedad o realismo y una mayor continuidad a la trama, y ni siquiera este capítulo llega a tener un final amargo o agridulce.
La autora usa pocos diálogos y deja que su dibujo muy bonito y expresivo hable por los personajes. En general, este recurso funciona bastante bien, pero por momentos habría preferido escuchar más las voces de los protagonistas y tener una voz narradora para ampliar información de modo que no quedase todo un tanto ambiguo y abierto a interpretaciones.
Al menos, a pesar de todo esto que comento, que mayormente ha sido negativo, hay algunos capítulos que me han gustado. Por ejemplo, el segundo, en que Lille, la única niña del grupo, hace de cartera de unas cartas con dibujos de flores; el cuarto, en que el pequeño Alain se esfuerza en trabajar para ganar unas monedas con las que ayudar a su madre; o el noveno, en que se narra cómo se conocieron los padres de uno de los niños en mitad de la devastación de la guerra. Estos capítulos han sido muy tiernos y con varios detalles interesantes.
En definitiva, un tomo que a mi modo de ver peca de un exceso de ingenuidad, de querer ser sólo una lectura bonita sin que todo lo malo del contexto pueda empañar las sonrisas de los niños. No ha conseguido emocionarme, me ha parecido flojo y, en algunos momentos, incluso tonto. Si a la mayoría que lo ha leído le ha dejado con una sonrisa, a mí más bien me ha dejado entre aburrida e indiferente. Al menos algunos de los capítulos cuentan algo más de fondo y por ellos ha merecido la pena la lectura.