“Aladino” Arizaga no deja de sorprender a propios y extraños con sus ya famosos malabarismos económicos de trapecista de las ecuaciones algebraicas de última generación. La más reciente, que ha convulsionado las autopistas de las finanzas desde la primera planta de Tussam hasta el mismísimo Wall Street, consiste en pagar a los empleados por no hacer nada. Aunque, eso sí, paga tarde y no todo lo que debe.
Resulta que, desde que entró en vigor la temporada de invierno el pasado 27 de septiembre, cada mañana entre treinta y cuarenta conductores de la empresa emplean buena parte de su tiempo de trabajo esperando pacientemente en la toma de servicio sin hacer nada a que les asignen un vehículo con el que poder trabajar. La complicada operación a veces se puede prolongar por horas.
La excusa oficial: que no hay coches. La verdad oculta: que se han inmovilizado indefinidamente cincuenta coches que antes prestaban servicio con normalidad y ahora se dedican a adornar los otrora desérticos aparcamientos del patio durante toda la jornada.
La flota de autobuses ha quedado reducida a la pírrica cantidad de 370 autobuses, considerablemente menor incluso que la existente a finales de 2008, y sobran conductores porque se está reduciendo drásticamente el nivel de servicio.
Las fotografías que acompañan el post fueron tomadas al filo de las 12:30 horas de hoy, precisamente cuando el Consejo de Administración de la empresa se encontraba reunido para aprobar la nueva subida de tarifas, y muestran el desolado aspecto de un patio repleto de autobuses descansando bajo la sombra de las placas solares y sin hacer nada productivo.
Curiosa teoría económica ésta que defiende que un trabajador que cobra como si estuviese trabajando es más productivo sin hacer nada y con su autobús totalmente parado y sin transportar viajero alguno, mientras la gente se aburre de hacer colas interminables en las paradas y son sableados a base de tarifazos sucesivos.
No creo que haya muchos sevillanos que se crean aquello de que van a mejorar la velocidad comercial de los vehículos para limitar los tiempos de espera. Sólo hay que echar un vistazo a los increíbles resultados que se están obteniendo con esa luminaría de la tecnología que es la “prioridad semafórica”.
Los chicos de la Agrupación Sindical de Conductores (ASC) han publicado un ilustrativo post en su blog con algunas fotografías que ponen de manifiesto la contundente eficacia de esta medida y que no dejan lugar a dudas. Es aleccionador ver hileras enteras de autobuses como trenes de mercancías, alineados uno tras otro al estilo cuartel, esperando su turno para seguir transitando. Así no hay viajero que nos aguante y tenga intención de repetir. No me extraña que Tussam haya perdido 7,7 millones de viajeros en diez años, lo que de verdad me sorprende es que todavía le quede alguno.
Algunas veces me pregunto, más que preocupado, cuáles habrán sido las instrucciones que le dieron a Arizaga cuando se hizo cargo de la empresa y qué es lo que este individuo entendió al respecto. Si todo esto no es un plan descabellado para hundir la empresa, que venga alguien y me lo explique.
Claro que, conociendo a Arizaga, la culpa de todas estas catástrofes no puede ser de otro que del mensajero. De casta le viene al galgo.