Los avances tecnológicos hacen al sector de la pocería inmune a la crisis, según Poceros Madrid

Publicado el 12 marzo 2018 por Comunicae @comunicae

En la antigüedad, los poceros realizaban zanjas y pozos en la tierra con el objetivo de encontrar y extraer agua.

A finales del siglo XIX, y debido al enorme crecimiento de las poblaciones, el oficio de pocero vive un desarrollo importante, convirtiéndose en una profesión extremadamente dura y arriesgada. Los poceros tenían que ejecutar pozos de 20 metros de profundidad, teniendo como única protección un casco de acero.

Además del peligro inherente que suponía excavar para trazar un pozo y bajar por él, los poceros se exponían a otros peligros derivados de la alta concentración de bacterias sumamente perjudiciales para la salud de las personas que hay en la red de alcantarillado.

Sin embargo, con el avance tecnológico, la profesión de pocero ha evolucionado enormemente y en la actualidad, los profesionales de este gremio se dedican principalmente a la rehabilitación y mantenimiento del sistema de alcantarillado.

La empresa Poceros Madrid confirma que las nuevas tecnologías les permiten desempeñar su trabajo sin riesgo y sin necesidad de abrir nuevas zanjas. Realizan sondeos con maquinaria especializada y extraen agua con potentes bombas y motores. Consiguen crear nuevas tuberías en el interior de las existentes, utilizando alguna abertura existente, lo que facilita en gran medida el desempeño de su actividad.

El ser humano no soporta los malos olores, que además de ser muy desagradables afectan de forma negativa a nuestra salud. Entre las posibles enfermedades o consecuencias producidas por los malos olores ambientales se destacan los mareos, la angustia, los vómitos, el dolor de cabeza, las molestias respiratorias y las alteraciones psicológicas.

Tener unas condiciones de higiene y salubridad en el sistema de alcantarillado es crucial para evitar posibles enfermedades.

Poceros Madrid realiza el servicio de pocería, desatascos y desatrancos que puedan surgir en tuberías, arquetas, pozos o sistema de alcantarillado, con carácter de urgencia las 24 horas del día, para eliminar los malos olores y cualquier atasco producido, dejando las tuberías, fosas sépticas y alcantarillado limpio y saneado.

Por este motivo, la profesión de pocero sigue existiendo y seguirá perdurando a lo largo del tiempo, ajeno también a cualquier crisis, basado en la necesidad de mantener cuidada la red de alcantarillado y evitar los malos olores.