Pocas veces entro en un banco. Utilizo el cajero automático y no suelo pasar dentro. Sin embargo, esta semana he tenido que hacer una operación que me ha obligado a ir y entrar en dos bancos.
El martes me acerqué a Caja Madrid para pedir que tuvieran preparada una cantidad para el día siguiente (si sacas más de 3000 euros hay que solicitarlo con 24 horas de antelación), y cuál fue mi sorpresa cuando la empleada me preguntó para qué quería el dinero. Naturalmente le dije que no se lo decía puesto que era mío. Se quedó muy sorprendida y cortada pues se ve que todo el mundo le da esa información. Luego me confesó que el banco les obligaba a preguntar para qué era el dinero.
Este pasado miércoles fui a ingresar ese dinero que saque en CajaMadrid al BBVA. La cuestión fue de escándalo, pues había una cola enorme y una persona solamente en la caja. Tuve que esperar cuarenta y cinco minutos. Ya ven cómo suelen trabajar los bancos, prejubilan al personal, no admiten nuevos empleados, y lo paga el cliente.
Pero lo más grave del asunto es que la gente de la cola estaba indignada y con razón. Sin embargo, la culpa se la echaban a los empleados, les llamaban lentos, decían que era porque salían a tomar café, que con gente como esa no era extraño que España fuera tan mal, que era lógico que hubiera tanto paro con tanto vago. Y cosas parecidas. Y a nadie se le ocurrió pensar que eran pocos, que hacían lo que podían. Bueno a nadie no, yo sí que eché la culpa al banco y defendí a los trabajadores. Sin embargo, me da la impresión de que mis palabras no convencieron mucho y lo más que obtuve como aceptación fue que una señora dijera que el banco era responsable pero que los empleados debían esmerarse más, que como tenían el puesto asegurado hacían lo que querían.
En fin, ni qué decir tiene que me indigné, pero estaba claro que a pesar de mis esfuerzos no había nada que hacer. Es triste ver cómo la gente es capaz de atacar a unos simples trabajadores y no criticar a los bancos que además de tener cada vez menos personal son los responsables de la crisis que vivimos. Desde luego, con estos mimbres es difícil hacer cestos. Y así nos va. Según la mayoría que allí estaba, el problema era la desidia de los trabajadores. Y el banco un santo, un santo que soporta a esta gentuza tan vaga.
¡Hay que joderse!
Salud y República