Los bebés crecen

Por Sandra @sandraferrerv
Otra perogrullada de las mías. Pero antes de explicar el por qué del título - perogrullo, quiero agradecer todos los bonitos y acertadísimos comentarios que me habéis hecho en la entrada del viernes. MUCHAS GRACIAS, de verdad. A pesar de estar lejos, incluso al otro lado del Atlántico, he sentido muy cerca vuestro apoyo. He reflexionado sobre muchas de las cosas que me habéis dicho y me han ayudado primero a sobreponerme y después a intentar aplicar otras medidas para mejorar la situación. Lo cierto es que el fin de semana también ha tenido momentos estelares pero bueno, Roma no se construyó en dos días. Y los momentos bonitos como, por ejemplo, la cena de hoy en la que le ha dado de cenar a su hermana han sido también destacables.
A lo que iba. Estos días de preocupación por la actitud de mi hijo me he acordado de la etapa de mi vida en la que, después de casarme, los comentarios y preguntas maliciosas acerca de por qué aun no teníamos un hijo se hicieron constantes. En alguna ocasión ya he explicado que nunca sentí un instinto maternal previo a la llegada de mis hijos así que os podéis imaginar que me molestaban bastante dichos comentarios. Porque además de no tener un sentimiento claro referente a la maternidad siempre pensé que tener un hijo era algo más que hacerse una bonita foto de familia. Por eso, cuando la gente me preguntaba que como es que no me animaba cuando veía un bebé siempre respondía algo así como que los bebés sí, son muy bonitos, pero crecen. Y no lo decía en sentido peyorativo, sinó como un ejercicio de responsabilidad.
Las dudas sobre mi capacidad para ser madre siempre estuvieron presentes. Porque criar un hijo no es sólo cambiarle los pañales y darle de comer. Ahora me estoy dando cuenta. Y me alegro de haber terminado siendo madre con responsabilidad y convencida de lo que hacía.
Durante meses preparamos cunas, habitaciones, canastillas, pero nadie nos prepara para la gratificante (pero dura también) tarea de educar a nuestros hijos. Educar a personas que queremos con toda el alma y a las que nos duele ver que no nos responden como nosotros quisiéramos puede llegar a ser agotador.
Con todo esto no quiero decir que sea necesario hacer un test o un examen psicotécnico para tener un hijo. Simplemente hay que ser muy consciente de que su vida, su futuro, su felicidad, al fin y al cabo, terminará dependiendo en muchos aspectos de nosotros.