La música está presente en la sociedad desde que esta se constituyó como tal, y esto no es algo casual. Desde sus orígenes el ser humano ha estado muy vinculado a la música, cánticos y sonidos rítmicos le han acompañado en las celebraciones, en los momentos solemnes o en cualquier acto lúdico, no ha faltado el elemento musical.
Queda claro entonces que la melodía, el ritmo y la armonía, son tan propias de los seres humanos como el lenguaje o el raciocinio.
Siendo así una parte más del ser humano se hace necesario potenciarla para que nos podamos beneficiar de todas sus virtudes, y cuanto antes mejor. Introduciéndola en la escuela desde temprana edad se posibilita que el desarrollo emocional, intelectual, sensorial y físico del niño se produzca de una forma más adecuada y armoniosa.
La música y su relación con el habla y el lenguaje
Cuando el niño empieza a hablar la música va a ser una de sus mejores aliadas, puede que no sepa decir tres palabras seguidas, pero será capaz de repetir la melodía de una canción escolar y esto le ayudará a ir entendiendo el lenguaje, entenderá que las palabras tienen un significado, igual que su canción, y que provocan reacciones en el resto. Estas primeras canciones son también muy gestuales con lo que esa capacidad de comprensión queda reforzada.
La vertiente física también se trabaja, además de los gestos, que ayudan al niño a mejorar su coordinación, hay saltos y giros, todo ello al ritmo que marca la música, es por tanto desarrollo físico armónico que le enseñará a comportarse sin brusquedad. Los movimientos van cambiando también en función de la música, lo que hace que explore nuevas posibilidades y que empiece a controlar su cuerpo incrementando su expresión corporal y reforzando su desarrollo muscular.
No hay que descuidar el lado de socialización que tiene la música, pocas cosas hay que provoquen un sentimiento de comunión y unidad en un grupo como el cantar juntos una canción. El niño siente que forma parte de algo y eso le hace sentirse seguro.
Beneficios de la música en el desarrollo intelectual del niño
Queda también la parte intelectual, la música es pura matemática, acordes y ritmos sucesivos que se aprenden y facilitan la memorización, solo hay que pensar en las canciones infantiles que décadas después seguimos recordando. La música favorece así la concentración y ayuda en la adquisición de habilidades como las matemáticas o los idiomas. Se ha comprobado que los niños con un buen oído musical tienen también facilidad para los idiomas.
La música presenta otras muchas ventajas, es evocadora, una canción o una melodía puede hacer recordar determinadas vivencias, enriqueciendo así el intelecto. Fomenta la imaginación y la creatividad, según la música que escuchen los niños se sienten inspirados a realizar uno u otro juego. Es una forma de expresión, al igual que la pintura o el lenguaje la música ayuda a los niños a manifestar como se sienten, es a su vez un idioma universal que posibilita una comprensión global del mundo.
En definitiva la música actúa sobre todas las áreas de desarrollo del niño, favoreciendo así un desarrollo integral que hay que potenciar desde el nacimiento.