La raíz del ginseng, de la cual se conocen alrededor de 200 variedades diferentes (algunas con propiedades medicinales, otras sin ellas), es quizás la sustancia herbal más solicitada en el mundo.
Ha sido reverenciada en China y Oriente durante 5.000 años debido a sus grandes poderes curativos y reconstituyentes que se le han atribuido, incluido su celebrada consideración como afrodisiaco. El nombre de ginseng viene del chino y significa “hombre planta” como referencia a la forma de su raíz que generalmente recuerda a la forma de un hombre. Su nombre botánico, Panax, significa “todo curativo”.
Ha sido aceptado que el ginseng estimula la energía tanto mental como física. Estudios en Rusia han mostrado que dosis diarias de ginseng durante 15-45 días aumentan la resistencia física y la capacidad mental de trabajo.
La opinión general de expertos es que esta planta, como se creía antiguamente, tiene una extraordinaria versatilidad medicinal. Los estudios han demostrado que disminuye la presión arterial y el colesterol, realza el metabolismo hepático y promueve las funciones de la glándula pituitaria, la principal glándula del organismo.
Tomado con moderación como un té suave, es un suave y seguro estimulante del sistema nervioso central.
Con respecto a su función de afrodisiaco, hay buenas y malas noticias. La primera mala noticia es que investigaciones científicas no han encontrado evidencias de que el ginseng realce la conducta sexual. Y ahora la buena noticia: hay algunos estudios muy interesantes con animales y seres humanos que sugieren que puede aumentar la resistencia sexual y la reproducción. En estudios con humanos varones, cantidades bajas de esperma fueron aumentadas en un 28,5% tras la administración de ginseng.
El ginseng de buena calidad es caro. Las mejores variedades crecen en China y en los EE.UU. Los efectos del Ginseng son acumulativos y aparecen solamente después de una larga temporada de uso, cuando se logran concentraciones adecuadas en el organismo. No es una píldora de levantar el ánimo y cantidades muy altas pueden ser peligrosas.