Los beneficios de los masajes infantiles son muchos y variados. En Bebé y Mamá damos una gran inportancia a este acto tan tierno y delicado. Os vamos a mostrar un pequeño resumen de todas las ventajas que tienen sobre el bebé en diferentes aspecto como la estimulación, la relajación, el alivio de los procesos metabólicos y los interacción de los padres con el bebé.
Estimulación
Estimula el sistema circulatorio, principalmente por la técnica de masaje sueco, permitiendo mejorar el tono muscular.
Estimula el sistema nervioso central demostrando que, a través del tacto se incrementan las conexiones neuronales (sinapsis) y su práctica permite mejorar el desarrollo de la psicomotricidad.
Estimula el sistema inmunológico por incrementar las células de defensa, mastocitos, macrófagos, las cuales permiten destruir microorganismos en los procesos infecciosos.
Estimula el sistema endocrino disminuyendo las hormonas que intervienen en el estrés, aumenta la oxitocina, hormona del amor, y la prolactina, incrementando el instinto maternal así como las endorfinas causando un efecto antidepresivo y energético.
Estimula el sistema respiratorio e incrementa el peso en los bebés, por lo que se ha usado como terapia en unidades de cuidados intensivos de recién nacidos prematuros.
Relajación
Por disminuir el estrés en los padres e hijos, debido a que reduce significativamente los niveles de cortisol (hormona del estrés). Recomendado en padres ansiosos, en madres con depresiones posparto, así como en niños con enfermedades crónicas.
El masaje permite disminuir la tensión del bebé al aprender cosas nuevas cada día y le enseña a relajarse como respuesta al tacto.
Alivio
Es un alivio del estreñimiento, de los cólicos, gases, molestias de encías, drenaje de secreciones nasales, pulmonares, permitiendo también regular el sueño del bebé.
Interacción
Es interacción entre el masajeador padre o cuidador y el bebé, permitiendo ser un poderoso medio de comunicación.
El masaje es una relación de sintonía ya que no es un masaje exactamente para el niño, sino con el niño. Es un encuentro entre dos seres que se contactan a través de la piel, de la mirada. Es como hablarle con los ojos, con las manos, con todo nuestro ser, convirtiéndolo en un encuentro mágico.
Es una manera de transmitir a través de la piel, lo más profundo de la persona, los sentimientos.
Para algunos la piel ha sido definida de una manera simple como “la envoltura que contiene el organismo humano”; pero la piel es un órgano y el más extenso de nuestro cuerpo, representado por el tacto. Podríamos vivir sin otro sentido como la vista, el oído, pero no sin el tacto. El tacto ha sido considerado como expresión de emociones, de allí el dicho popular de “ponerte en la piel del otro”.
Dentro del útero, el tacto es el primer sentido que se desarrolla en el niño y la primera experiencia más elemental del ser humano cuando nace. El embrión a las 7 semanas antes de poseer ojos, orejas y medir menos de 3 cms ya responde al tacto. El tacto es intenso en todo momento y al nacer se prolonga, ya que la madre instintivamente lo masajea al amamantarlo, al acunarlo.
El masaje infantil es una excusa para poder parar de nuestro trabajo o rutina diaria. Es dedicarle tiempo a la relación padre, madre e hijos. A través del masaje se unen 3 elementos importantes del primer año de vida: el padre, la madre y el tacto. El padre al dar el masaje a su hijo le permite establecer un contacto mucho mayor, con lo que contribuirá a mejorar su capacidad para ocuparse del niño en momentos difíciles y le restituirá las sensaciones a menudo inhibidas en el hombre en aras de una imagen más varonil.
Dra. María A. Solórzano