un lugar donde cobijarse, mientras las gotas de agua se confunden con sus lágrimas, tan sola en la esquina de de aquel edificio desamparado. Decepcionada, triste y asustada. ¿Cómo pueden sus padres dejarla abandonada de esa manera?Nunca me lo podré perdonar, ni olvidar cuando fui a coger la llave de casa y extraerla del bolsillo del pantalón ¿Un euro? ¿Pero si siempre lo deposito en mi cartera? y entonces recordé aquellas palabras “Por favor ,señor profesor, no se olvide de entregarle este dinero a mi hija, dígale que coja la guagua porque hoy no podré venir a buscarla” “No se preocupe, señora” –le contesté– “¿cómo se me va a olvidar una cosa así?, descuide que ahora mismo subo a su clase y se lo doy”.
un lugar donde cobijarse, mientras las gotas de agua se confunden con sus lágrimas, tan sola en la esquina de de aquel edificio desamparado. Decepcionada, triste y asustada. ¿Cómo pueden sus padres dejarla abandonada de esa manera?Nunca me lo podré perdonar, ni olvidar cuando fui a coger la llave de casa y extraerla del bolsillo del pantalón ¿Un euro? ¿Pero si siempre lo deposito en mi cartera? y entonces recordé aquellas palabras “Por favor ,señor profesor, no se olvide de entregarle este dinero a mi hija, dígale que coja la guagua porque hoy no podré venir a buscarla” “No se preocupe, señora” –le contesté– “¿cómo se me va a olvidar una cosa así?, descuide que ahora mismo subo a su clase y se lo doy”.