Tras una vibrante Serie Mundial, los Boston Red Sox se coronaron campeones de la Liga Nacional de Béisbol, luego de derrotar a los St. Louis Cardinals por cuatro juegos a dos. De esta forma, los de Massachussets conquistan su octavo título de grandes ligas, su tercero en la última década y dejan atrás su oscuro pasado, en donde estuvieron más de ochenta años sin saborear la gloria de ser campeones. Con este nuevo título, los medias rojas vuelven a consagrarse como un equipo grande que estará en todas las quinielas de favoritos en las temporadas venideras. De esta forma, aquel equipo que acarreaba seguidores en todos los rincones de América a principios de siglo, que durante un largo letargo dejó atrás los años gloriosos, ha vuelto a renacer de sus cenizas y hoy en día va camino de convertirse en un equipo de leyenda.
Con jugadores de la talla de Dustin Pedroia, David Ortiz, Jonny Gómez y Shane Victorino, uniendo a ello la calidad de lanzadores como Jon Lester, John Lackey y Koji Uehara, los medias rojas se hicieron con una serie que no estuvo exenta de sobresaltos y remontadas. El partido inaugural parecía presagiar un camino fácil para los de Massachussets, barriendo del campo a los Cardinals y venciendo por un marcador contundente de 8 carreras a 1. Sin embargo, quizás pensando que la serie carecería de dificultad, los de Boston salieron dormidos al siguiente día y cayeron en su campo por marcador de 4 carreras a 2.
Así, la serie se trasladó a San Luis dejando, un día de tranquilidad a los jugadores para que pensaran en el próximo partido. Cabe aclarar que la serie se disputa al estilo del baloncesto. Los que ya conocen el sistema estarán enterados de cómo funciona, pero para los que no, aquí va una pequeña aclaración. La serie se juega dos partidos en dos días seguidos en el estadio de un equipo, posteriormente se traslada al estadio del equipo rival, dejando un día de descanso. Se juegan tres partidos en tres días seguidos en el otro estadio para posteriormente regresar al estadio del primer equipo. Se deja a su vez un día de descanso y finalmente en donde se juegan otros dos partidos en dos días seguidos. Lo anterior, siempre que un equipo no alcance las cuatro victorias, de lo contrario, la serie habría finalizado y ya no se jugarían más partidos.
La Serie en San Luis no dejó de ser trepidante, basta simplemente observar el tercer partido, el cual se jugó a cara partida entre ambas escuadras, sabedoras de la importancia que supondría ponerse por delante en la Serie. De esta forma, hubo mucha igualdad durante todo el encuentro, llegando a la novena entrada con marcador de empate a cuatro carreras. Los Cardinals, como equipo local, se jugaban su última oportunidad de ponerse por delante y ganar el partido en la baja de la novena entrada, o de lo contrario el partido se iría a tiempo extra. (Cabe otra pequeña aclaración: las entradas tienen la parte alta, en la que el equipo visitante batea hasta que se le hagan tres outs, y posteriormente toca el turno al equipo local, que tiene también tres outs. Una vez que se acaba el turno del equipo local pasa al del visitante. Sin embargo, al jugarse nueve entradas en total, la baja de la novena entrada es la última oportunidad del equipo local de hacer algo en el partido.) Así las cosas, y con corredores en las bases, acudió al cajón Jon Jay, quien al batear una bola elevada, permitió, aun a pesar de que le hicieran un out fácil, que su compañero Craig tuviera el tiempo suficiente para llegar a home y conseguir la anotación para conseguir la victoria.
Tras el que fuera el partido más emocionante de la serie, los Red Sox no pensaron en ningún momento en darse por vencidos y acudieron con ganas al cuarto partido de la serie. Es aquí donde volvió a aparecer la figura salvadora de Koji Uehara, el pitcher japonés que tantos partidos había salvado para los medias rojas en temporada regular y que otras tantas salvaciones había conseguido en los playoffs, un total de tres hasta llegar a las series mundiales. Así, saltaría a la acción con marcador adverso para permitir que su equipo diera la vuelta al partido y se llevase la victoria, aunque hay que reconocer el mérito también a Jonny Gómez, quien conseguiría un home run en la sexta entrada con el marcador empatado.
En el quinto partido, los seguidores de los Cardinals se llevarían una nueva decepción brindada una vez más por Uehara, quien saltando al campo con marcador empatado, volvió a guiar a los suyos al triunfo con grandes lanzamientos, aunque quizá se notase un poco el esfuerzo del día anterior, ya que la actuación no fue tan dominante. Eso sí, es de destacar la forma en la que acabó el encuentro, esta fue con un lanzamiento a primera base atrapando adelantado a Wong, que en una ocasión anterior había conseguido robar una base al propio Uehara. Así las cosas, con marcador de 3 a 2 para los medias rojas, la serie se trasladaba una vez más al estado de Massachussets, en donde los seguidores del equipo aguardaban para dar paso a la celebración pues el título de campeones se veía cada vez más cerca.
El mítico estadio de Fenway Park es conocido como el monstruo verde puesto que como se podrá apreciar de la fotografía anterior, en la esquina del jardín izquierdo se encuentra una espectacular pared que está completamente pintada de verde y en donde los home runs no se cuentan a menos que se consiga sobrepasar la misma. Dicho lo cual, resulta todo un desafío para los jugadores conseguir un cuadrangular en la mencionada esquina. Por ello, el estadio ha adquirido una condición de mito y el nombre que se la ha brindado no es ninguna casualidad. Hemos mencionado que los Red Sox pasaron una sequía de más de ochenta años sin conseguir un título de liga hasta principios de los años 2000 en donde fueron campeones y más tarde revalidaron el título. Sin embargo, cabe mencionar que en ambas ocasiones, el partido final fue ganado en el estadio del rival. Por lo tanto, esta ocasión se convertía en la posibilidad de celebrar la consecución del campeonato en el mítico estadio de Fenway después de casi un siglo. Por ello, los seguidores de las medias rojas esperaban con impaciencia el triunfo de su equipo en la vuelta de la serie a Massachussets.
Aún a pesar de que se contaba con dos partidos para conseguir la tan ansiada victoria, la ocasión no se hizo esperar. Igual que lo hicieran en el primer partido de la serie, los Red Sox salieron con mucho empuje y tras unas primeras dos entradas de sequía, la tercera y la cuarta fueron una pesadilla para los Cardinals, viendo como los jugadores de las medias rojas les bateaban todo tipo de lanzamientos y avanzaban corredores hasta conseguir carreras. Como ya lo hiciera en el último partido de la serie de campeonato, mención especial adquiere Shane Victorino, pues consiguió impulsar dos carreras en la tercera entrada y una más en la cuarta. De esta forma, los Red Sox conseguirían un total de seis carreras que supusieron una loza para los Cardinals quienes a pesar de no darse por vencidos y conseguir una carrera, no impidieron caer derrotados en el partido y por tanto en la serie.
Así, los seguidores de los Red Sox de Boston pudieron por fin celebrar un partido que les daba un nuevo título de la Serie Mundial en el mítico estadio de Fenway, algo que supuso una novedad para la inmensa mayoría de ellos ya que la anterior ocasión ocurrió a principios del siglo XX. Los medias rojas, con este nuevo campeonato, el tercero en la última década, se convierten en una hegemonía del presente, lo cual es un buen anuncio para la Liga Mayor de Béisbol, que recupera a uno de sus mitos en la figura de los Red Sox de Boston, en especial con la gran rivalidad que existe con los Yankees de Nueva York, vecinos estatales. De esta forma, los seguidores del equipo deben estar contentos, los Boston Red Sox vuelven a ser grandes.