Los breves de Ruta 42: Tortell Poltrona habla del payaso

Publicado el 25 mayo 2012 por Ruta42 @ruta42

Fotografía de Doc Pastor.

Tortell Poltrona ha llevado una nariz roja durante toda su vida. Una nariz a través de la cual se transforma y conduce al espectador hacia la reflexión, siempre son la risa por delante.

Poltrona es un payaso con canas despeinadas bajo sombrero de ala, la voz en calma y gestos tranquilos. Con motivo del Festival de Teatro y Artes de Calle 2012, el artista reflexiona para Ruta 42 sobre la figura del payaso desde sus inicios al mundo actual.

 ¿Cuál es la función del payaso?

Yo sigo pensando que la función social del payaso es acompañar hacia la muerte, porque en definitiva la vida es todo eso. La conciencia que tenemos los humanos de la vida es como una cosa perpetua, entonces la nariz es una cosa incrustada, la máscara más pequeña del mundo. Sirve para cambiar de estado, y esto viene de muy antiguo, de gente que hacía reír a los demás en los ritos funerarios. Para mí la nariz sigue llevando ese espíritu de hacer reír de las cosas que preocupaban a la gente, y eso es muy antiguo, de la época prehistórica. El primer payaso que se conoce vivía en el antiguo Egipto y hacía reír al faraón.

Pero, ¿es la muerte algo de lo que hacer humor?

En realidad el hecho de que te vayas a morir es absolutamente cómico. Nosotros tenemos una cultura muy ruin en ese tipo de cosas, a mí a uno de los sitios donde me gusta viajar es a México, precisamente por eso, porque la muerte está presente en todos los actos cotidianos, en todas las fases de la vida. La muerte te acompaña durante toda la vida, pero ese tabú de que no se pueda hablar esos temas es una de las cosas que me puede obligar a mí a hablar de ellas. A partir de ahí es donde parte la función del payaso a la hora de entender este proceso, con el proceso que te da haber vivido en paz contigo mismo. Ponerme la nariz de payaso es lo que me hace sentirme bien conmigo mismo, y con la gente que tengo al lado, el payaso tiene que generar buenas vibraciones, buen royo, hacer sentir bien a quienes tiene alrededor.

Crimègies es su última obra, ¿es esa la reflexión que representa en ella?

Sí. Crimègies es una palabra inventada por un pintor catalán, Isidro Noneill, que puede significar algo como travesura, y yo pienso que la vida es una travesura. Es una obra que escribí con Pepe Viyuela y que hemos trabajado conjuntamente, una obra escrita de payasos para payasos. Hablo sobre la muerte, así que también hablo sobre la vida, y es una reflexión que se ha convertido en un monólogo y luego en una obra, actúo sólo. Hay un personaje que no existe pero que sale la obra, es un niño que llega, porque siempre uno llega y otro se va, porque siempre uno se va y otro llega. Hay que darse cuenta de que la vida es un viaje en el tiempo, somos muy pequeños cósmicamente, el universo es muy grande para nosotros.

¿Tiene el payaso además una función reivindicativa?

Reivindico un mundo más justo, no me parece justo que entre toda la abundancia que hay, esté todo tan mal repartido. En El gran dictador Chaplin dice “Hemos progresado muy deprisa, pero nos hemos encerrado en nosotros mismos”. Está escrito hace setenta años, pero podría haberse dicho hoy mismo.

Chaplin es una de las grandes figuras del cine, y hacía humor pero ¿está el payaso estigmatizado en el arte?

Sí es verdad que durante mucho tiempo el payaso ha estado estigmatizado, sobre todo por la gente que no conoce su historia, ni el por qué; la definición en catalán es brutal, persona que por su mala cadencia solo puede ser tenida en cuenta como objeto de distracción. Es una forma muy machista de la gente de dejar al payaso como objeto menor, y de hecho payaso se utiliza como insulto. Esto antes me molestaba mucho. Cuanto mayor me hago, más orgulloso estoy de pertenecer a este colectivo del orden social establecido, como los judíos, negros, maricones y subnormales; por lo menos nosotros podemos decir que no somos del resto de la plantilla.

¿Depende este tratamiento de zonas?

Sí, en otros países se ve diferente, como en Francia y otros países europeos. Ahí se ve como un género mayor. Cada cultura trata al payaso de una manera muy distinta, y nosotros estamos definidos por ese circo decadente de toda la historia del payaso televisivo. Estamos influenciados por la cultura americana. El payaso americano de las patadas en el culo y de las películas de terror nada tiene que ver con el europeo. Pero eso no tiene nada que ver, hay muchos poetas que hacen poesía.

Y el público, ¿es diferente por lugares?

Sí, es distinto en la misma Cataluña, por zonas algunos aplauden y otros no. Pero bueno, eso del aplauso es una convención europea, los pueblos indígenas no aplauden, chillan, así que lo de dar palmas con las manos es una convención completamente europea. Entonces influye mucho el público. El trabajo del payaso es la suma del suyo propio y del público, y el público es muy importante; por tanto, el público influye, es muy difícil hacer un espectáculo siempre igual, por eso siempre es difícil.

¿Es difícil desprenderse del personaje del payaso?

Es difícil desprenderte el personaje, porque siempre te empapas del personaje, es algo típico del comportamiento humano, el policía de seguridad y el abogado siempre son cada una de las cosas.

¿Y hacerse desprender de él a quienes lo rodean? Sus hijos también trabajan en el mundo del arte.

Cuando mis hijos eran pequeños, siempre me decían que eran los últimos en llegar a la escuela y los últimos en ser recogidos. Decían que no tenían un padre banquero, que mientras los demás iban a conciertos los fines de semana, ellos tenían que acompañarme a las actuaciones. Y así, finalmente se empaparon. Mis hijos se dieron cuenta de que había otra forma de vivir en este mundo.

Dafne Calvo

Por afecto o por defecto, pero me encanta el periodismo. Sueño con un mundo dibujado sobre viñetas, donde esté prohibido comer palomitas en el cine.

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