Todos somos vendedores. Me hace un poco de gracia de que algunos se vean mucho más como “Business Development Manager”, “Chief Visionary Officer”, etc, y no reconozcan abiertamente que antes son vendedores. Se les olvida que su principal labor o rol es justamente ser vendedor. Unos lo harán mejor o peor, pero todos somos vendedores.
Desde pequeños, lo hemos hecho en varios momentos de nuestra vida. No hace falta dedicarse a la profesión de las Ventas. Cuando buscamos un trabajo, cuando tratamos de seducir, cuando vendemos una idea de ocio a otras personas, etc. Incluso, nuestra propia imagen o forma de vestir es un CV en si misma. Lanzamos mensajes llenos de contenido que dicen mucho más de lo que pensamos sobre nuestra personalidad. Asimismo, tu lenguaje corporal transmite mucho. En una conversación, las palabras sólo transmiten el 7% del mensaje, el tono de voz un 20 o 30% y el lenguaje corporal un 60 ó 80%.
Por otro lado, en Marketing Digital también importa la imagen y la forma en que lo presentas. Los pequeños detalles marcan la diferencia y hacen que los potenciales clientes mantengan la atención, decidan ver tu contenido web y se puedan sentir atraídos por lo que ofreces. Seas una inmobiliaria online en otro país (como, por ejemplo, Lamudi México), una multinacional o un consultor independiente en cualquier otra parte del mundo. Da igual la actividad que hagas. Es tu carta de presentación.
Ahora bien, evidentemente hay buenos y malos vendedores. Los buenos vendedores nacen y se hacen. La diferencia está en la seguridad de uno mismo, la empatía con la persona a la que queremos venderle algo y, sobre todo, el conocimiento y desarrollo de las habilidades. Unos habrán nacido con más habilidades para ventas que otros (debido a que son más extrovertidos, empáticos, apasionados, etc), pero todos pueden desarrollarlas más que cualquier otro. Por tanto, hay que concluir que todos somos vendedores en algunos momentos de nuestra vida, pero no todos son buenos vendedores. Los buenos vendedores nacen y se hacen. El conocimiento es dinero y la suerte una actitud.