En los pueblos a lo largo de la Muralla Atlántica, las construcciones de defensa fueron disfrazadas de edificios locales, como tabernas, viviendas e incluso iglesias con sus campanarios, utilizando falsos techos, ventanas pintadas y puertas falsas. Las fachadas de las baterías de cañones cavadas en los acantilados fueron pintadas para confundirse con las rocas del entorno.
Claro está, el tipo de camuflaje más común y más eficaz era el más simple, aunque menos artístico. Ya que muchas posiciones defensivas estaban construidas parcialmente bajo tierra, los alemanes las cubrían con capas de tierra, rocas y una cubierta de vegetación natural de la zona, dejando únicamente las aberturas para los cañones y para la observación.
Fuente:
D-day fortifications in Normandy, Osprey Publishing
The Second Front de Douglas Botting
D-day Overlord