Como continuación de nuestro encuentro con Petunia, la gallina doméstica, viene el post ( ya anual y tradicional en este Blog Imperfecto) sobre los calçots.
El primer post , intentaba explicar como se veía desde fuera esto de las calçotades y me sirvió como inspiración , la visita de un amigo inglés y su introducción ( salvaje) en el mundo de la cebolla quemada.
El segundo, el del año pasado, se centró en la crónica de “la madre de todas las calçotades”, celebración también anual que este año, cae hacia final de febrero.
Este tercer post sobre calçots, va a versar sobre su estética.
Yo lo dividiría en tres áreas definidas : 1) “en acción”,2)“ya quemados” y 3)“los comensales”.
1) En acción, tal vez, sea la parte más bella de todo el proceso. Por lo menos a nivel estético. Las cebollas tiesas y frescas, de rabo verde y cuerpo blanco, su alineación perfecta en la parrilla, esa salsa rosadita-anaranjada que está la mar de mona en su cuenco de barro…Precioso, de verdad.
2) La parte que llamaríamos “ya quemados” , es la fea. Hemos infringido el castigo a los pobres calçots y, en plan altar de sacrificio, los hemos ofrecido al Dios de las Cebollas Quemadas . Están achicharrados, carbonizados, negros … Para acabar de rematar, se envuelven en periódicos viejos, para que conserven el calor. La imagen es impagable : cuando abres el paquete de papel, lo que encuentras es ese montón de hortaliza quemada…Y con todo lo que tiene de feo, el calçotaire de pro, lo que ve es belleza…Sólo belleza ( mientras ya se va haciendo la boca agua).
y 3) “Los comensales” que también tiene sus parámetros estéticos. El que va de profesional, pasa del babero pero es primordial que todos luzcan grandes baberos ( y si son de esos cantones, mejor). Forma parte del rito y sitúa a todos los que rodean la mesa al mismo nivel. También es interesante analizar toda la conducta gestual del que no come nunca con las manos. En este caso , se debe pelar el calçot, tiznándote las manos ( los guantes son un sacrilegio a la tradición aunque no niego que sean aliados de la manicura) y, a partir de ese momento, retirarse el pelo de la cara, coger el porrón o cualquier otra actividad que requiera de las manos, va a dejar huella… Peladitos , se untan bien en la salsa y es entonces cuando debes abrir la boca, alzar la mano y acertar con la puntería. Si no se acierta, no pasa nada…Llevas un gran babero de cuadros rojos, no lo olvides…
Una calçotada es una danza, perfectamente coreografiada, en los que los bailarines no hace piruetas , ni llevan tutú , pero dan cuenta de un puñado de cebollas quemadas, con un arte y una estética que hace de esta tradición gastronómica una verdadera fiesta. Y a mí, me encanta.
A bailar! ; – )
N.B 1 : Y como cada año, os recomiendo a los amigos de calsots.com, una tienda on line , que los envía a cualquier punto de España, con la salsita y todo. Por si a alguién le apetece mancharse las manos…
N. B 2 : Fotos de calçotada ( y salsa secreta) de mi propiedad …
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