Revista Insólito

Los calendarios y fin de año en las culturas antiguas

Publicado el 31 diciembre 2018 por Tdi @RLIBlog

Los calendarios y fin de año en las culturas antiguas

Debido a la variedad de calendarios, el fin de año se ha celebrado en distintas posiciones de nuestra órbita terrestre. Actualmente, la Nochevieja se celebra de muchas formas por todo el mundo. Mientras en España nos comemos las 12 uvas al ritmo de las campanadas, al igual que otros países de habla hispana, los demás países tienen sus peculiares tradiciones locales, aunque la mayoría comparten el lanzamiento de fuegos artificiales. Sin embargo, ¿cómo lo celebraban hace siglos en otras culturas cuando el año no terminaba el 31 de diciembre?

Antiguo Egipto

Los calendarios y fin de año en las culturas antiguas

Los antiguos egipcios tenían dos calendarios: el calendario civil solar y el lunar usado para festivales y rituales religiosos. El año solar se dividía en tres estaciones de 120 días, estos a su vez en cuatro meses de 30 días y por último en periodos de 10 días conocidos como decanos. A estos 360 días se le incorporaba un mes intermedio de 5 días epagómenos. Se suele considerar que el año egipcio comenzaba con el orto heliaco de Sirio, coincidente con la fecha típica de la crecida del Nilo.

Este mes intercalado se situaba entre el 30 Wep Renpet, el cuarto mes de la temporada de la cosecha, y 1 Tot, el primer mes de la inundación. Se consideraba un periodo peligroso en el cual el faraón debía realizar un ritual para pacificar a Sejmet para protegerse a sí mismo y al mundo de los agentes que enviaba para aniquilar a la humanidad. Era un periodo de descanso, en el que los egipcios portaban antorchas y dibujaban encantos apotropaicos en lino que llevaban en el cuello.

En cada uno de estos cinco días nacieron cinco dioses gracias a la ayuda de Tot, un antiguo dios lunar asociado posteriormente con la escritura y el conocimiento. En un mito, se dice que originalmente el año tenía tan solo 360 días, siendo Nut, la diosa del cielo, estéril en todos ellos. Por ello, Tot acudió entonces a Jonsu, dios de la Luna, a apostar su brillante luz en un juego de mesa. Derrotado, Jonsu perdió 1/72 de su brillo diario, causando sus fases y necesitando descansar para recuperar su luz. Gracias a esto, Tot creó los 5 días epagómenos, resultado de dividir los 360 días en 72. En esos días nacieron, en el siguiente orden: Osiris, Horus, Set, Isis y Neftis. Debido al aumento de importancia de Horus e Isis, las fiestas de Osiris se pasaron al segundo día y las características del día de Neftis al cuarto día.

En el decreto de Canopo de Ptolomeo III Evérgetes se añadía un día adicional a este periodo cada cuatro años, pero la reforma no tuvo éxito. Este concepto fue recuperado con el calendario juliano.

Azteca o mexica

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Los mayas tenían un calendario de 360 días llamado Xiuhpōhualli usado por los pueblos nahuas, separado en 18 veintenas o mētztli ("mes", "luna"). Coincidía con el calendario maya Haab'. El inicio del año coincidía con el 23 de febrero del calendario gregoriano. Como los egipcios, tenían 5 días ( nēmontēmi, traducido por los españoles como "días baldíos") ajenos al resto de meses al comienzo del año. Simultáneamente, tenían un calendario de menor duración que no se regía ni por el Sol ni la Luna, tan solo por los días. El tōnalpōhualli era un calendario de 260 días dividido en veinte trecenas.

Los nēmontēmi se consideraban nefastos y se evitaba cualquier actividad, incluso cocinar. Sin embargo, cada 52 años, cuando coincidían ambos calendarios, se añadía una trecena no considerada funesta. Esto se puede calcular fácilmente. Los 52 años son el resultado del mínimo común múltiplo de 365 y 260 días, es decir, 18 980 días. En esos 52 años debió haber como mínimo 13 días bisiestos.

Babilonio

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Basado en su predecesor sumerio, era un calendario lunisolar que dividía el año en 12 meses, siempre comenzando cuando se veía una nueva la Luna creciente sobre el horizonte occidental. Inspiraría los nombres de los meses del calendario hebreo. Cada cierto tiempo se colocaba por un mes intercalado antes de su inicio en marzo-abril, en torno al equinoccio de primavera.

En Babilonia, la festividad con la que iniciaban el año era Akitu, el festival por excelencia de Marduk, patrón de la ciudad que ganó importancia en paralelo a esta. Este festival ya se celebraba en Ur milenios antes que en Babilonia, donde lo llamaban Akiti. Su nombre se debe al edificio donde lo celebraban en las afueras de la ciudad. En Ur era un pueblo cercano donde estaba el templo de Nanna, su deidad patrona y a donde se llevaba una figura de la diosa en una barcaza. En Nippur se dedicaba a Enlil y Ninlil. En todas las ciudades parece invocar una ceremonia sagrada de matrimonio. Este edificio Akitu no se limitaba a esta función ni tampoco en número, ya que uno de los reyes babilonios escribió cartas sobre la esquila de ovejas en el edificio y la ciudad neobabilónica tenía tres de estos edificios, uno para los rituales de Marduk.

La fecha exacta a nivel general del festival es difícil de determinar por varios motivos: cada ciudad usaba un calendario distinto, variando incluso el orden de los meses con el mismo nombre; debido a la necesidad de ajustes y meses intercalados en el calendario lunar, la fecha del Año Nuevo podía variar en dos meses; los meses recibían el nombre de mes de siembra, de cosecha, etc, y los caprichos del calendario podían indicar que se realizaran en los momentos "equivocados" del año. Solía celebrarse tras la cosecha de cebada, pero según esta, podía celebrarse dos veces al año. En Ebla y Asiria se realizaba en otoño, sugiriéndose esta como la fecha tradicional más antigua, mientras que en otras ciudades se celebraba en primavera.

El festival de Akitu y otras fiestas de Año Nuevo se celebraban del 1 al 12 del mes Nisan. En el periodo del 626 a.C. al 536 a.C., podía situarse entre el 16 de marzo al 31 de abril. Los primeros días hasta el quinto eran preparativos.

  • No sabemos nada del primer día, pero en el segundo, el sumo sacerdote se levantaba a las 4 de la mañana, se bañaba en el santuario de Bel (Marduk) y allí retiraba las cortinas de la estatua del dios. Le sigue una oración secreta y abre las puertas del templo de Esagil, permitiendo la entrada del resto de sacerdotes, así como músicos y cantantes para realizar sus tareas habituales.
  • La siguiente mañana es similar, pero el sumo sacerdote pide a un carpintero y herrero crear unas figuras del dios, que permanecerán tres días en el templo de Madanu, el juez divino, y a las que se le ofrecerá comida de su mesa. Estas son figuras de 18 centímetros, una de cedro y otra de tamarisco, con la forma del dios Nabu y con ropas marrones-rojizas.
  • El cuarto día alzaba las manos a Bel y se dirigía a su esposa Beltiya ("Mi dama") por su nombre, Sarpanitum. Entonces sale al patio y bendice el templo tres veces. El templo se consideraba una réplica terrestre de la constelación de el Campo. Ese día, el rey partía a Borsippa a 16 kilómetros al suroeste de Babilonia para tomar la figura de la deidad patrona Nabu, el primogénito de Marduk, de su templo Ezida. Por la tarde, tras ofrecerle alimento, el sumo sacerdote le recita el mito de la creación Enuma Elish mientras la corona de An y el trono de Enlil siguen cubiertas por un velo.
  • El quinto día se celebraban seis ceremonias. Tras las prácticas habituales, el sumo sacerdote recita en acadio y sumerio una oración a Bel y Beltiya, dirigiéndose a las deidades como una serie de constelaciones y planetas. A las 8 de la mañana comienza la segunda ceremonia. Tras servirles el desayuno, el sumo sacerdote invoca a un hechicero para limpiar el templo. El sacerdote se retira ya que si fuera testigo del proceso, se le estimaría impuro. El hechicero limpia, esparce agua, toca un tambor sagrado para alejar a los espíritus y circula con un incensario y velas, salvo en el santuario donde no puede entrar. Luego purifica el santuario Ezida de Nabu en el propio templo de Esagil (comparte nombre con el templo de Borsippa). En ese momento no está su estatua. El hechicero llama a un matarife que sacrifica a una oveja. Entonces purifica el santuario con el cuerpo de la oveja y la arroja al Éufrates. Luego repite el proceso con la cabeza. Tanto el hechicero como el matarife están ahora impuros y deben abandonar Babilonia hasta el día 12, cuando Nabu la habrá abandonado. En la siguiente ceremonia, el sumo sacerdote pide a los obreros que lleven un toldo del tesoro de Bel con el que se suele cubrir el santuario de Nabu. Cuando se van los trabajadores, se debe alimentar de nuevo a Bel. Tras una oración, le pide a los obreros que retiren la mesa del santuario de Nabu porque va a llegar al muelle por un canal al sur de las murallas.
  • La mesa se coloca donde desembarcará Nabu. El rey llega, le ofrecen lavarle las manos y los trabajadores le escoltan al templo. El quinto día comienza con la entrada del rey al templo. El sumo sacerdote despoja al rey de su bastón de mando, anillo, maza y corona. Estos se llevan al santuario y toman asiento. Le tira de las orejas y le obliga a arrodillarse ante el dios. El rey pronuncia entonces una fórmula jurando haber actuado adecuadamente y abandona el santuario. El sumo sacerdote le asegura el favor e indulgencia de Bel. Entonces golpea al rey en la cara: si derrama lágrimas, entonces está determinado el favor de Bel, en caso contrario, está enfadado. Finalmente, antes de la puesta de Sol, se abre una cisterna en el patio del templo, se colocan unos juncos, miel, ghee, el aceite de la mejor calidad y objetos de sacrificio. Juntos recitan una oración a Mercurio, la "estrella de Marduk", cuyo orto heliaco ocurre en el Año Nuevo del mes de Nisan.
  • A partir del sexto día llegan las estatuas de los demás dioses de las ciudades cercanas. Se lleva a la figura de Nabu al templo E-hursang-tila y el matarife golpea las cabeza de dos figuras con ropas marrones-rojizas y se queman ante el dios.
  • El séptimo u octavo día Marduk está listo para salir de su templo. Un sacerdote, o el rey, le ofrece a los dioses agua bendita y la esparce sobre la gente y/o el rey. El rey o el sacerdote, según la fuente, lleva a Bel por la mano y lo corona bajo el toldo. Marduk era llevado al santuario de los destinos en Ezida, donde descansa en Año Nuevo y durante el comienzo del año, Lugal-dimmer-an-ki-a, señor de los dioses. Este es uno de los nombres de Marduk. Esta era la primera ceremonia donde se decretaban los destinos.
  • Posible matrimonio divino entre Nabu y Tagmetum.
  • El undécimo día se celebraba la segunda ceremonia donde se decretaban los destinos. En el primer caso, se determinaba el destino del rey, en el segundo, el de los días distantes. Entonces se realizaba con precisión una procesión de dioses, criaturas, músicos y cantantes. En esta procesión los reyes mostraban su poderío militar, tributos y prisioneros. Cualquier error era un mal augurio. Salían por la puerta de Ishtar al norte a un escenario en el Éufrates. Viajaban en barco y continuaban su camino tras desembarcar.

Hay que tener en cuenta que hay discrepancias entre los autores, las fuentes suelen estar dañadas y estas ceremonias se celebraron durante siglos, por lo que esto es orientativo.

    Black, J. A. (1981). The new year ceremonies in ancient Babylon:'taking Bel by the hand'and a cultic picnic. Religion, 11(1), 39-59.

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