En “Los caminantes: Hades nebula” Carlos Sisí traslada la acción de Málaga a Granada
“Los caminantes: Hades nebula” es la tercera entrega de la saga de zombis del escritor Carlos Sisí, que ya te sonará si últimamente te has dado una vuelta por mi blog. Y es que, todo fue empezar esta serie de libros y, en nada, beberme tres libros del tirón. La brutal historia de Sisí sigue manteniendo la tensión en cotas altas y su trama no defrauda conforme avanza la saga. Afortunadamente, tenemos zombis para rato…
El aviso de rigor antes que nada: aconsejo que leas primero “Los caminantes” y “Los caminantes: Necrópolis” antes de adentrarte en mi reseña, para que no adelantes acontecimientos y disfrutes como se merece cada libro.
Ahora sí, veamos qué nos depara “Los caminantes: Hades nebula”.
Tras ser “rescatados” por los militares que Juan Aranda contactó por radio, los supervivientes de Carranque y los nuevos miembros del grupo son conducidos en helicóptero hasta la base asentada en La Alhambra de Granada, donde encuentran una situación chocante que no esperaban para nada: malnutridos y hacinados, los civiles de este refugio los acogen en sus pésimas condiciones mientras que Aranda es apartado y llevado con los militares para que experimenten con su cuerpo y analicen su inmunidad frente a los zombis. Con este panorama, nuestros protagonistas intentan hacer lo imposible por mejorar sus nuevas condiciones de vida, mientras que en Málaga, alguien que dábamos por muerto vuelve a aparecer por sorpresa para comenzar su particular viaje de pesadilla con el objetivo de reencontrarse con sus amigos. Nuevos personajes, villanos que demuestran que, al final, el ser humano es mucho peor y más cruel que los mismísimos zombis y novedosas revelaciones sobre el virus y cómo funciona al ser inoculado a modo de vacuna, van desfilando hasta llevarnos a un final lleno de acción y dramatismo que corta la respiración.
Lo que más me ha gustado de este tercer libro ha sido la idea presentada de que, cada vez, el ser humano se vuelve más peligroso para su propia especie (haciendo incluso buenos a los zombis) y dejando aflorar la locura y su lado más despiadado cuando no existe nada que lo impida. También me ha encantado conocer al fin más sobre la vida de Juan Aranda, uno de los protagonistas principales del que todavía no se había desvelado demasiado de su pasado y el poder imaginarme toda la acción en un entorno que conozco como el de Granada (Alhambra, rio Darro, palacio de Carlos V, etc.) le da un plus a la narración. Sin embargo, como única pega puedo decir que no he conectado demasiado con los nuevos personajes, como me pasó por ejemplo con otros que se han ido incorporando en los libros anteriores. El final de este libro hace un cierre que parece que termina definitivamente la historia, como si de una trilogía se tratase, pero posteriormente el autor publicó más libros de la serie, por lo que esto está lejos de terminar.
Aunque he leído los tres primeros libros del tirón, ahora voy a cambiar de registro porque necesito desconectar un poco de tanto zombi y drama y empezar algunos libros pendientes que me apetece mucho leer, pero no tardaré demasiado en volver a la saga de “Los caminantes” y mi blog será testigo de ello tan pronto como lo haga.
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