Revista Coaching

“Los campeones no se hacen en gimnasios, están hechos de algo inmaterial que tienen muy dentro de ellos. Es un deseo, un sueño, una visión”.

Por Ignacionovo

(FLASHBACK ENERO 2010) Autor: Muhammad Ali. El deporte siempre ha sido origen de gestas y actos valientes repletos de coraje y capaces de inspirar la vida de mucha gente. Los deportistas, son equiparables a los 'héroes' de otro tiempo, en el que las supremacías se dirimían a golpe de espada en el campo de batalla y acababan, no sólo con la derrota del adversario, sino también con su aniquilamiento. Afortunadamente, la civilización ha avanzado lo suficiente en este aspecto, aunque concluyamos que no tanto como para dejar de temblar con lo que el ser humano es capaz de hacer todavía en sus peores momentos.
Del deporte podemos extraer múltiples ejemplos (lecciones) de superación y de motivación. Desde deportistas que aún siendo netamente inferiores a sus rivales, consiguen triunfar finalmente gracias a su esfuerzo, hasta equipos unidos en torno a una idea de victoria, capaces de abatir a fuerza de confianza y de ilusión la resistencia de otros grupos mejor preparados.
El manual del campeón en cualquier especialidad exige poseer unas cualidades innatas y una competencia suprema, pero también, y esa es la parte que no se ve nunca, ser capaz de asumir sacrificios sin fin hasta llegar al objetivo y más allá aún, una disposición casi sobrehumana para superar los momentos en los que la moral queda destruida al perder, por ejemplo, lo que ya tenías ganado.
En este punto, recuerdo una frase del jugador de golf David Feherty: "Es la manera cómo tratas tus fracasos lo que determina la manera de cómo consigues tus éxitos". Ni más, ni menos. Si cualquier deportista (ponte tú aquí si quieres), baja los brazos ante el infortunio, jamás probará el sabor de la victoria. Hay que decidir que “nuestro deseo, nuestro sueño, nuestra visión”, no merece morir de mala manera en mitad de una adversidad o contratiempo. Un campeón podrá ser muchas cosas, pero jamás un conformista.
Reflexión final: Y nunca te olvides de que si algún día pretendes ser el campeón en algo tendrás que arriesgar, porque la diferencia entre jugar a ganar y jugar a no perder, es a menudo la diferencia entre el éxito y la mediocridad y no hay campeones de nada mediocres. ¿No es cierto?


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