Además, los Pistons presentaban las bajas de Tayshaun Prince y Ben Gordon, pero eso tampoco fue suficiente. Rasheed Wallace se enfrentaba por primera vez al que fue su equipo durante cinco años y recibió una fuerte ovación cuando fue presentado.
La historia del partido fue la misma que el partido ante Dallas. Buena primera parte, con diferencias favorables a los verdes de hasta 12 puntos pero segunda parte desastrosa en ataque con sólo 30 puntos anotados en un paupérrimo 9 de 34 en tiro, aderezado con 10 pérdidas de balón. Esa fusión de plomos de los Celtics permitió a los Pistons ir hacia arriba y superar definitivamente a los verdes con un ataque rápido ante una defensa muy débil y que siempre dejaba agujeros de marcaje.
El equipo no aguanta el tipo en los últimos partidos, se viene abajo y tiene poca consistencia. Faltan más jugadores que den alternativa real desde el banquillo y que puedan aportar puntos, rebotes, y defensa. Desgraciadamente nuestra segunda unidad no está tampoco para muchos tiros.
Paul Pierce y Rajon Rondo anotaron 21 puntos aunque el base lo complementó con 8 rebotes y 7 asistencias. Rasheed Wallace encestó 16 y recuperó 7 rebotes (fue relevante, sin embargo, el tapón que recibió de parte de su ex-compañero Ben Wallace). Kendrick Perkins y Ray Allen estuvieron bastante mal con sólo 8 puntos anotados cada uno y con poca cifra de rebotes para el center titular. En cuanto a los suplentes su concurso fue tan intrascendente que no merece hablar de ellos.
El base Rodney Stuckey lideró a los Pistons con 27 puntos, 11 rebotes, y 6 asistencias. Richard Hamilton no tuvo su día aunque aportó 12 puntos. Pero John Kuester encontró lo que necesitaba para ganar en su banquillo. Charlie Villanueva fue decisivo con 19 puntos y el pivot rocoso Jason Maxiell se fue a los 12.
El viernes los Celtics se enfrentan a Portland Trail Blazers en el Garden con el regreso confirmado de Kevin Garnett. Sin duda que su presencia va a ser un factor desequilibrante para los verdes especialmente por la mentalidad que insufla al equipo y su liderazgo defensivo. Los Celtics lo necesitan porque han perdido cinco de sus siete últimos partidos.