“Los chicos están bien”: Ideología y sentimiento a la carta

[5/10] En “Los chicos están bien” nos introducimos en el hogar de dos lesbianas, Nic y Jules, cuando sus dos hijos adolescentes quieren conocer a su padre biológico. La entrada de Paul en sus vidas alterará la convivencia y paz familiar, para salir a flote las inseguridades y flaquezas de unos y otros. Lisa Cholodenko no oculta su voluntad de apostar por una ideología de género que rompa las diferencias de sexo al formar un matrimonio o educar a los hijos: piensa que son roles que cualquiera puede asumir, y por eso la pareja de madres que la directora nos presenta pasa por las mismas dificultades en su relación que cualquier otra… con sus dudas, crisis e infidelidades, y de igual modo sufre la llegada de la rebeldía e inquietud de sus hijos adolescentes.

Cholodenko dibuja un ambiente hogareño ideal, con una mamá médico que se preocupa por mantener la disciplina y otra más atenta a las cuestiones domésticas, con una inteligente y guapa hija a punto de ingresar en la Universidad y un chico muy deportista e inseguro en su personalidad. En su mundo no conocen el referente paterno hasta la llegada de Paul, que al principio parece majo… pero que resultará dañino, y que será maltratado por un guión que no le da una segunda oportunidad. La presentación amable de los personajes da carta de naturaleza a una familia poco convencional, donde todos se desenvuelven con espíritu franco y abierto. Todo son luces en su apacible vida durante un primer tercio de una historia que resulta anodina y convencional. Las sombras sólo llegarán con un factor externo que despierta la curiosidad, la susceptibilidad o la pasión, dándonos lo mejor con durante la cena en casa de Paul, cuando el descubrimiento de Nic permite a Annette Bening hacer gala de sus registros interpretativos y a la directora lograr unos instantes de tensión con el inteligente uso del sonido y una correcta planificación.

El guión se esfuerza en matizar unos estereotipos de padre y madre asumidos por Nic y Jules a partir de las buenas interpretaciones de Annette Bening y Julianne Moore, pero sus personajes quedan dibujados deficientemente, retratados más por unos hechos que marcan sus reacciones que por haber perfilado unos sentimientos creíbles. Hay demasiada explicitud y tópico artificioso, escasa matización a la hora de mostrar unos afectos cambiantes… poco verosímiles. Incluso Mark Ruffalo –que hace un buen trabajo– tiene que forzar el gesto para convencer al espectador de que ahora sí se ha enamorado y está en condiciones de formar una familia convencional… después de una vida licenciosa. Los jóvenes Mia Wasikowska y Johs Hutcherson cumplen en su papel de equilibrados y bien educados adolescentes, en oposición a sus locos amigos obsesionados con el sexo o la violencia.

Todo el reparto trabaja bien y cada uno tiene sus momentos de credibilidad, aunque también otros instantes en que se sienten aprisionados por la ideología con que están construidos o por el sentimentalismo más blando y falso de la puesta en escena. Por eso, la cinta de Cholodenko carece de suficiente fuerza dramática y de sinceridad emocional, y su guión transita por territorios sospechosos, aunque lo haga de manera fluida y con cierta frescura. Al final, la cinta sabe a poco y apenas deja nada… por mucho premio y nominación que haya recibido, porque a sus personajes les falta libertad y autenticidad, porque se hayan diluidos en el caldo de lo que ahora se ve como políticamente correcto.

Calificación: 5/10

En las imágenes: Fotogramas de “Los chicos están bien” – Copyright © 2010 Antidote Films, Mandalay Vision y Gilbert Films. Distribuida en España por Emon y Vértigo Films. Todos los derechos reservados.

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Publicado el 26 Febrero, 2011 | Categoría: Año 2011, Comedia, Críticas, Drama, Hollywood

Etiquetas:amor, Annette Bening, crítica, familia, Johs Hutcherson, Julianne Moore, Lisa Cholodenko, Los chicos están bien, Mark Ruffalo, Mia Wasikowska