Los científicos urgen a España a reforzar su defensa frente al mar

Por Andrés Zarzuelo @andreszarzuelo
Adaptación. Es la palabra que define el cometido de los científicos del Grupo II del IPCC (panel de expertos de cambio climático de la ONU), que ayer presentaron en Japón la segunda de las tres partes del mayor informe de revisión sobre la ciencia del calentamiento. Su trabajo consiste en explicar cómo adaptarse al cambio climático. Ayer, en rueda de prensa en Yokohama, urgieron a los líderes mundiales a que también hagan suya esa palabra. El mundo tiene que adaptarse, y debe hacerlo cuanto antes, puesto que sus impactos ya se están notando en todos los continentes y en los océanos. Europa no se salva de las malas noticias que enumera el informe de la ONU. Los expertos predicen más sequías y más incendios en el sur y más inundaciones en el centro y el norte. Las zonas costeras, afectadas por la subida del nivel del mar y la mayor frecuencia de las tormentas, están en peligro. Y si algo tiene España son kilómetros de costa. La recomendación del IPCC es clara: va a necesitar fortalecer sus defensas costeras.
La predicción no es a largo plazo: “El incremento del riesgo ocurrirá en la segunda mitad de este siglo”, señala el texto. Las poblaciones de la costa noroccidental de Europa serán las más afectadas, mientras varios países como Holanda, Alemania, Francia, Bélgica, Dinamarca, España e Italia tendrán que fortalecer sus defensas costeras, señala. La combinación de mayores defensas y la erosión del litoral “pueden derivar en zonas costeras más estrechas” en el Mar del Norte, la Península Ibérica y el Golfo de Vizcaya. También habrá que adaptar viviendas y edificios comerciales frente a inundaciones ocasiones, añade el texto. Íñigo Losada, profesor de la Universidad de Cantabria y autor principal del capítulo de costas del informe del IPCC recuerda que las proyecciones globales —más estudiadas que las regionales— sobre el aumento del nivel del mar, “ya hablan de que, para el caso más desfavorable, a final de este siglo el nivel medio global subirá en torno a un metro”. “Pero no hace falta llegar a un metro; en el caso más favorable hablamos de una proyección de 43 centímetros de subida, y con eso ya tendríamos problemas importantes”, añade. “Tenemos que empezar ahora con medidas de mitigación”, subraya. Fuente: Panel Intergubernamental para el Cambio Climático (IPCC). / EL PAÍS Losada explica que el informe actual contiene mucha más evidencia científica que el anterior, de 2007, sobre los riesgos derivados del aumento del nivel del mar. “La peligrosidad está garantizada”, asegura. Se prevé que sea mayor en la costa atlántica que en la mediterránea. Pero en todas serán necesarias las defensas costeras que el texto recomienda a España. Se trata de distintos tipos de actuaciones que deberían reducir la exposición y la vulnerabilidad. “No se trata solo de construir más obras de ingeniería. Hay otras opciones como la regeneración de playas, conservar o restaurar ecosistemas que dan protección —humedales, marismas, praderas de posidonia, dunas...— e introducir aspectos legales o herramientas de tipo financiero o seguros”, señala Losada. Las playas son el principal mecanismo de defensa de la costa: generan disipación del oleaje y protegen de las inundaciones, recuerda el científico. Que estén en buen estado es básico para evitar los temporales dañinos como los que ha vivido este invierno la costa del norte de España pues favorece la recuperación del sistema antes eventos extremos. “¿Por qué los últimos temporales han sido más destructivos? Porque habíamos perdido capacidad de defensa; las playas ya estaban muy erosionadas”, ejemplifica. Proteger la costa consiste, por tanto, en una combinación de soluciones. El impacto será mayor en el Atlántico que en el Mediterráneo La recientemente aprobada Ley de Costas del Gobierno español recoge parámetros vinculados al cambio climático. Sin embargo, ni organizaciones ecologistas ni expertos en dinámicas del litoral consideran que sean suficientes ni que tengan base científica. El informe del IPCC, el quinto de su historia, se detiene en el coste que supondría para las arcas europeas que se produjeran inundaciones costeras tanto en ciudades como en puertos y otras infraestructuras. Sin adaptación, señala el texto, estas inundaciones afectarían en la década de 2080 a entre 775.000 y 5,5 (según el mejor y el peor escenario) millones de personas al año en la Europa de los 27. Las regiones más afectadas: las atlánticas, del norte y del sur de Europa. En términos monetarios, “los costes directos del aumento del nivel del mar en la Europa de los 27 sin adaptación podrían alcanzar los 17.000 millones de euros al año en 2100”, recoge el informe. Algunos estudios han calculado incluso costes indirectos para países sin acceso al mar. Sin embargo, son Holanda, Alemania, Francia, Bélgica, Dinamarca y España los que tendrán que hacer frente a los mayores costes directos. A menos que mejoren sus sistemas de defensa de la costa. El litoral no es la única fuente de preocupación para los científicos del IPCC. Europa se enfrenta a otros muchos impactos, que afectarán de manera desigual al sur y al norte. España y sus países vecinos tendrán que lidiar con la mayor restricción de agua debido a la “significativa reducción de la extracción de los ríos y de acuíferos subterráneos”, señala el texto. A esa pérdida se sumará la mayor evaporación natural. Una vez más el sur de Europa se enfrentará a un aumento de las olas de calor, que afectarán de forma negativa a “la salud, la agricultura, los bosques, la producción y el uso de energía, el transporte, el turismo, la productividad y el medio ambiente”, precisa el informe. Asociado a este último peligro, la enumeración del IPCC se detiene en los incendios: “En el sur de Europa, la frecuencia y la extensión de los fuegos se incrementaron de forma significativa después de la década de los setenta en comparación con décadas anteriores por acumulación de combustible, el cambio climático y los fenómenos meteorológicos extremos”. España tendrá que prepararse para adaptarse a impactos muy diversos. “Está previsto que después de 2050 la actividad turística descenderá en el sur de Europa”, señala por ejemplo el informe. Los cambios se verán en la agricultura y la ganadería. Mientras las cosechas de cereal aumentarán en el norte, se reducirán en el sur. La producción de lácteos podría verse afectada en el sur “debido al estrés del calor en vacas lactantes”. Algunos de esos cambios ya se están produciendo: en el noreste de España, las cosechas de uva han disminuido por déficit de agua desde los años sesenta del pasado siglo. EL PAÍS