Tomado de Razones de Cuba
Antes del 5 de enero de este año, el diputado Juan Guaidó figuraba en la escena política venezolana solo como el próximo candidato a ocupar la presidencia del Parlamento del país suramericano. Le tocaba asumir el cargo por la rotación de la jefatura legislativa, acordada entre los partidos de oposición para el periodo parlamentario 2019-2020.
Tras asumir el puesto, el nuevo presidente del Legislativo declaró como “ilegítimo” al presidente, Nicolás Maduro, quien se juramentaría cinco días después (el 10 de enero) para un nuevo mandato constitucional, tras ganar las elecciones con más del 60% de los votos en mayo de 2018.
La acción de “deslegitimar” al Gobierno no era novedosa, pues sus antecesores al frente del Legislativo ya lo habían intentado. Sin embargo, esta vez las acciones encabezadas por Guaidó durante los últimos 50 días han sumergido al país bolivariano en un clima de tensión política, denunciado por Maduro como un “golpe de Estado” continuado y dirigido por EE.UU.
Diosdado Cabello R@dcabellor #VenezuelaEnDefensaDeLaPaz El imperialismo y sus voceros siguen amenazando a nuestra Patria, el autoproclamado, acorralado por sus jefes, en desespero llama a la violencia, ante esto mucha cordura, que sus provocaciones queden en el aire, siempre alertas, Nosotros Venceremos!!
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Autoproclamación
El día escogido fue el 23 de enero. En una plaza pública, frente a un pequeño grupo de seguidores convocados previamente a marchar, Guaidó se autojuramentó como “presidente encargado”. Minutos después, el presidente de EE.UU., Donald Trump, lo reconoció como “mandatario legítimo” de Venezuela. Casi en sincronía, lo hicieron otras naciones de Europa y América Latina, aliados de Washington, que en cálculos del profesor universitario de Teoría Política, Jiuvanth Huérfano, no superan “30% del total de todos los paísesen el mundo”.
El apoyo de la Casa Blanca a Guaidó fue acompañado por la solicitud de una reunión en el Consejo de Seguridad de Naciones Unidas, donde la Administración Trump no logró reunir el consenso para que reconocieran al opositor como “mandatario legítimo” o convocaran a nuevas elecciones.
Designaciones
Otro hito de la autojuramentación de Guaidó fue la designación de una “nueva” directiva de Citgo, filial de Pdvsa en EE.UU. El Legislativo también nombró una junta administradora en la estatal empresa petrolera, generadora de más del 90% de los ingresos del país. Ambas acciones se produjeron en concordancia con la decisión de Washington de sancionar a la industria y sus activos en el extranjero.
En respuesta, el Tribunal Supremo de Justicia (TSJ) ratificó que la Asamblea Nacional estaba en desacato y, por tanto, sus decisiones eran nulas. Lo mismo aplica para más de una docena de “embajadores” nombrados por el parlamentario. En una sentencia, el Poder Judicial recordó que la medida es ilegal y que los “diplomáticos” seleccionados estaban incurriendo en “usurpación de funciones”, lo que acarrea delitos penales.
Quiénes son los “diplomáticos” designados por Juan Guaidó para la regiónPese al dictamen del TSJ, los “embajadores designados” desobedecieron la medida del Poder Judicial. Una de ellas fue María Rivas, designada por Guaidó como diplomática en Costa Rica. Allí la venezolana irrumpió en la sede diplomática de Caracas ubicada en ese país centroamericano, aunque después se disculpó con las autoridades, que condenaron la acción.
Antonio Ecarri, designado por Guaidó como “embajador en España”, es otro “rebelado” contra el TSJ. Las autoridades españolas no lo consideran un diplomático sino “representante personal” del parlamentario y, a la fecha, Mario Isea sigue acreditado como embajador oficial de Venezuela en suelo español.
Otro que todavía no es reconocido como representante diplomático es Otto Gebauer, designado por Guaidó como “embajador” en Alemania horas después de que el Gobierno del presidente Maduro declarara como persona “non grata” a Daniel Martín Kriener, embajador de Berlín en Caracas.
“Ayuda humanitaria”
Una nueva “fecha decisiva” fue el 23 de febrero. Ese día se cumplía un mes de la autojuramentación del diputado, quien prometió ingresar “sí o sí” —sin autorización de las autoridades ni el aval de organismos reconocidos como la Cruz Roja Internacional— un lote de supuesta “ayuda humanitaria” por la frontera con Colombia.
El día llegó, y el cargamento nunca entró por los ninguno de los puentes fronterizos entre Venezuela y Colombia. La jornada solo dejó un estela de violencia generada por grupos de encapuchados, desde el lado colombiano, y el señalamiento mediático al presidente Maduro porque supuestamente había mandado a “quemar” uno de los camiones con alimentos y medicinas.
Aunque los videos y fotos registrados ese día demostraban lo contrario, gran parte de la comunidad internacional avaló la versión de que el gobierno había quemado la “ayuda humanitaria”. Esa información fue desmentida hace apenas unos días por The New York Times, luego que publicó una investigación que ratificaba lo que muchos medios informaron en su momento: el contenedor fue incendiado por los partidarios de Guaidó.
“Eso fue un gran derrota para él (Guaidó), y lo fue porque el pueblo colombiano y los venezolanos que no apoyan a Maduro no se sumaron como él esperaba”, considera el analista político.
Su regreso al país
Tras el fallido intento de ingresar la “ayuda humanitaria”, la expectativa luego se centró en el regreso de Guaidó a Venezuela, en vista de que el TSJ había prohibido su salida del país caribeño, como parte de una serie de medidas cautelares.
Con su viaje a Cúcuta para participar en el operativo de la “ayuda humanitaria”, el parlamentario incumplió el dictamen del Máximo Juzgado de Venezuela, por lo que se esperaba que a su regreso fuera detenido. La tensión se alargó unos días, en los que Guaidó decidió visitar varios países del Grupo de Lima antes de retornar a Caracas. Mientras tanto, la Casa Blanca amenazaba con emprender “acciones” si el líder opositor era apresado.
Para Huérfano, el diputado intentó convertir su regreso al país en un motivo para extender, por mucho más tiempo, su “protagonismo mediático” en la comunidad internacional, alcanzado con la expectativa de ingreso de “ayuda humanitaria” y mermado después de que los camiones no lograran entrar al territorio venezolano.
Finalmente, el parlamentario volvió a Venezuela, el pasado lunes 04 de marzo, flanqueado por embajadores europeos acreditados en el país caribeño, uno de ellos, el diplomático alemán considerado después como persona “non grata” por Caracas.
En el recibimiento no hubo presencia de organismos de seguridad esperándolo para detenerlo, pero sí muchas cámaras. Guaidó entró sin inconvenientes y participó después en una concentración en el este de Caracas, en una plaza ubicada en una zona de clase alta de la capital venezolana.
“Fue un escenario (no arrestarlo) en que se la pusieron difícil, porque para la noche de su regreso, tal vez él esperaba estar en medio de un escándalo mundial, lo cual no ocurrió”, valora Huérfano.
El apagón
Tres días después del regreso del líder del Parlamento, ocurrió un apagón en casi todos los estados del país. Caracas responsabilizó al Gobierno de EE.UU. y a factores de la oposición venezolana de ejecutar un “cibeataque” al cerebro computarizado de la central hidroeléctrica Guri, que provee el 70% de energía eléctrica al país.
En pleno apagón, cuando las autoridades intentaban determinar las causas, y la población resolvía a oscuras, el diputado Guaidó escribió en su cuenta que en Venezuela llegaría la luz “con el cese de la usurpación“, que para la oposición significa la salida del presidente constitucional.
No obstante, el Ejecutivo logró reponer el servicio eléctrico y las decisiones de Guaidó se limitaron a tuits para señalar al Gobierno. Para Huérfano, ese hecho ha generado un clima “socioemocional” en las filas opositoras marcado por una “profunda desilusión y hastío“.
Juan Guaidó @jguaido El régimen usurpador ha jugado a cansarnos, creyendo que lo lograrían.
Pero Venezuela seguirá acompañando en las calles nuestra ruta, la democracia y la reconstrucción nacional.
Compartan su protesta usando la etiqueta #AlaCalleContraLaOscuridad
19:25 – 12 mar. 2019 Información y privacidad de Twitter Ads
¿Y ahora qué viene?
A juicio de Huérfano, Guaidó buscará “mecanismos de cualquier índole para mantenerse en la expectativa opositora”, mientras la Casa Blanca continuará sus acciones para elevar la presión diplomática y las sanciones financieras contra Venezuela, en su intento declarado de derrocar al presidente Maduro.
Esta semana, en medio de escasas movilizaciones de calle, Guaidó declaró que “pronto” ocupará “su oficina” en el palacio de Miraflores e insistió en que los próximos 40 días, contados a partir del lunes 4 de marzo, “serán decisivos” para la nación bolivariana.
No obstante, el politólogo consultado cree “lo único en que ha sabido atinar Guaidó es en hacer caso lo que dice el Gobierno norteamericano“. La ausencia de un poder de decisión propio, sostiene el académico, le crea un “vacío político” que puede costarle a la oposición una merma de su potencial capital electoral.
Justamente, en un intento por “reanimar” a sus seguidores, Guaidó anunció la ‘Operación Libertad’, un plan que -según explicó- consiste en organizar una “movilización nacional” hacia la sede de Gobierno, en el Palacio de Miraflores, para “sacar” al presidente Maduro.
La convocatoria la hizo en Valencia, estado Carabobo, en la región central del país, frente a una escasa concentración de sus partidarios. Este lunes, el presidente de la Asamblea Nacional Constituyente (ANC), Diosdado Cabello, le envió un mensaje directo: “Para Miraflores no van. No hay forma ni manera. Ellos están inhabilitados moralmente para gobernar este país”.