Los cinco libros imprescindibles de la literatura inglesa

Publicado el 17 febrero 2020 por Carlosgu82
  1. Introducción

Buscar los cinco  libros más representativos de la literatura inglesa es difícil e implica hacer exclusiones dolorosas.  A la vez requiere de un criterio claro para escoger entre decenas de obras maestras que merecen ser leídas, elegir unas y descartar otras.

Quizás el criterio más efectivo sea el del lector ingenuo, aquel que desea acercarse pero no sabe por dónde empezar. Un lector así buscaría obras que no solo fueran características de una tradición literaria particular, sino de sus autores más  característicos. Pero también obras que sean universales, es decir que interpelen a todos sus lectores, sin importar el lugar o la cultura de donde provengan.

Bajo estos criterios, para acercarse a la literatura inglesa es necesario empezar revisando la vasta obra de Shakespeare. En seguida sería recomendable seguir con Dickens y Jane Austen. Y luego terminar con Conrad y Graham Greene. Todos ellos son autores en los que se concentran toda la fuerza y la potencia de esta.

  1. Los cinco libros imprescindibles.

A estos cinco autores representativos les corresponderían entonces cinco obras imprescindibles.

2.1.  Hamlet (William Shakespeare)

Quizás la obra más conocida e impactante de Shakespeare.

Hamlet, un príncipe introspectivo y tímido, es abordado una noche por su padre que le reclama justicia en contra de su hermano y de su esposa, la madre de Hamlet. Aturdido por las dudas, Hamlet se somete a sí mismo a un implacable interrogatorio e inicia de ese modo uno de los procesos de reflexión más feroces de la historia. Durante este, el desarrollo de su autoconciencia supera y deja atrás la anécdota principal de la obra. Pronto se vuelve el eje alrededor del cual se construye la tragedia y se desencadena la matanza con la que termina la historia.

Hamlet se convierte de este modo en la personalidad más ardiente y vibrante de toda la literatura mundial y su historia, más que una historia de venganzas y asesinatos, aparece en realidad como una escusa para presentar el despertar y el despliegue de la conciencia humana.

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2.2.  Sentido y sensibilidad  (Jane Austen) 

Dos hermanas antitéticas, Elinor y Marianne Dashwood. Dos personalidades que buscan afirmarse siguiendo caminos muy diferentes. La primera, el de la conciencia interior y el de la reflexión, la segunda el de los sentimientos y el disfrute de la vida. Sus opciones vitales se ven alteradas sin embargo por un medio que las margina y que parece condenarlas a la soledad. El afrontar el mundo que les ha tocado vivir, su posición ante este y sus fracasos y victorias ante la sociedad constituyen el eje narrativo de la novela  y a la vez plantean varias preguntas fundamentales que no son fáciles de responder: ¿Qué actitud se debe tomar frente a una sociedad que te perjudica pero que a la vez te beneficia?  ¿Vale la pena llevar una rica vida interior? ¿Vale la pena dejarse llevar por los sentimientos?

2.3. Grandes esperanzas (Charles Dickens)

No se trata de una de las obras más apreciadas de Charles Dickens, ni tampoco ha entrado al imaginario popular como “Un cuento de navidad” u “Oliver Twist”. Sin embargo en ella se concentran todos los temas y los motivos de este autor.

En este libro se narran las aventuras de Pip, un huérfano que aspira a convertirse en caballero. En su búsqueda por la aceptación social Pip se enfrenta a diferentes situaciones (incluyendo un viaje a Egipto) y se encuentra con numerosos tipos humanos que constituyen un catalogo representativo de la rica fauna Dickensiana: bribones, campesinos, hermanas abusivas y ricos aburridos. No se trata sin embargo de una novela de aventuras ni de viajes, sino de una historia de aprendizaje. Sin embargo Pip vive mucho y viaja mucho aunque nunca alcance el estado de gracia o clarividencia de un Hans Castorp o de un David Copperfield sino más bien parezca quedarse completamente satisfecho con la seguridad y la mediocre tranquilidad de un rentista en un pueblo sin importancia. Esto se debe a que “Grandes esperanzas” no busca llevarnos al reino de lo sublime, sino al del hombre común y corriente, aquel sin demasiada fantasía, lleno de buenas intenciones y de un optimismo a toda prueba.

2.4. El corazón de las tinieblas (Joseph Conrad)

Conrad es uno de los autores más importantes de lengua inglesa, a pesar de que nunca fue inglés. Es uno de los escritores arquetípicos del colonialismo británico al que critica con un profundo sentido de culpa y horror.

Su visión más que la de un crítico político es la de un viajero desolado, la de uno que ha partido lleno de esperanzas y ha regresado frustrado y escéptico. Y esto es precisamente lo que siente su protagonista del libro, el capitán Marlow, para el que la novela es un viaje iniciático a la inversa.

En ella se cuenta la travesía de Marlow por el rio Congo en busca del agente comercial Kurtz, un personaje semi mítico del que Marlow espera se convierta en su guía vital y lo conduzca fuera del laberinto de su propio nihilismo. Lo que encuentra es una locura bestial cuyo centro emana de Kurtz mismo. Su viaje se convierte así en un descenso a los infiernos, en un viaje simbólico en donde Marlow únicamente comprueba que la vida civilizada no es más que una costra de lava bajo la que se esconde la barbarie. Una costra que en cualquier momento se puede romper sumergiéndonos a todos en el infierno.

2.5. El poder y la Gloria de Graham Green

“El poder y la gloria” es una novela británica que no transcurre en Gran Bretaña sino en México. Sin embargo a pesar de que no estar escenificada en Inglaterra y de que no haya británicos en ella, por el tema (la reafirmación del individuo frente al poder) es una de las novelas más inglesas que se han escrito.

En núcleo de la historia es la persecución anticlerical desencadenada por el presidente Elías Calles en la década de los veinte, la que enfrenta a un sacerdote católico con su perseguidor, un teniente de policía. Ambos son caracteres opuestos. El teniente es recto, justo e integro. Su cruzada contra la iglesia se basa en principios sociales y sus críticas a esta son justas. El padre en cambio es un hombre lleno de dudas y defectos, un violador y un cobarde que no tiene escrúpulos en engañar a su feligresía. Sin embargo queda pronto claro que es él el que representa lo humano, lo digno de solidaridad y de piedad y no el implacable sistema que lo condena. En su indefensión y su soledad el cura representa al débil frente al poderoso, al individuo frente al estado y, desde este punto de vista, este se encuentra más cerca de los condenados de la tierra que la revolución que los pretende redimir.