La Biblia
En efecto, el texto sagrado del cristianismo es la obra que más veces se ha impreso en la historia de la literatura. A pesar de que no se conoce la cifra exacta —los altos números que manejamos lo hace totalmente imposible—, se estima que han salido de imprenta entre 2.500 y 6.000 millones de ejemplares. Como sabéis, esta obra se ha traducido prácticamente a todos los idiomas que podáis imaginaros, siendo la versión inglesa la que más acogida ha tenido.
Citas del Presidente Mao
Quizás os suene más por el nombre de El pequeño libro rojo. El hecho de que haya sido obligatorio durante las últimas décadas en las escuelas chinas ha hecho que su demanda haya aumentado de forma exponencial. Se calcula que existen unos 900 millones de ejemplares de esta obra. Sí, está lejos de La Biblia, pero siguen siendo cifras de vértigo.
El Corán
El libro sagrado de la religión musulmana también tiene el honor de estar situado en este ranking. Con más de 800 millones impresos y con una proyección espectacular, es de esperar que en poco más de un par de años alcance la segunda posición en esta clasificación.
Poemas del presidente Mao
El Presidente Mao se ha abonado a esta clasificación y con esta obra suma su segunda incorporación a este TOP. Lejos de las cifras del libro que abordaba sus citas, en este caso tenemos unas cifras de 400 millones de ejemplares. Nada desdeñable tampoco, por supuesto.
Don Quijote de la Mancha
España también tiene una representación en esta clasificación. Miguel de Cervantes consiguió crear hace cuatro siglos una de las obras más conocidas a nivel mundial, lo que ha propiciado que las cifras de sus ventas sean consecuentes con su fama. Se calcula que existen poco menos de 400 millones de ejemplares en el mundo. Se ha traducido a todos los idiomas que conozcáis y es una obra de culto en muchísimos países, sobre todo dentro de nuestras fronteras. ¿Vosotros habéis leído El Quijote?
Estos son los cinco libros que más se han vendido en la historia de la humanidad. La literatura siempre ha sido el mejor vehículo para contar historias, y es que ya lo decía Stephen King: «no tiene pilas, no se gasta y no tiene publicidad». ¿Podéis esperar algo mejor?